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El virus ya ha afectado a un diez por ciento de los vecinos de Càrcer

El alcalde cuestiona que se permitieran celebraciones durante las navidades a sabiendas de que supondrían numerosos contagios - "Ahora, por salvarlas, los hospitales no dan para más", lamenta

Realización de pruebas PCR en el centro de salud de Càrcer, en una imagen de archivo. | PERALES IBORRA

Càrcer es, con cierta diferencia, la localidad de La Ribera con mayor incidencia de contagios de coronavirus. Según el último dato estadístico, se han registrado algo más de 180 contagios desde el inicio de la pandemia (una cifra que seguramente crece a diario). Aunque a simple vista parecen pocos casos, representan ya el 10 % de su población. Es decir, uno de cada diez vecinos ya ha contraído la covid.

Si bien es cierto que el escenario sanitario ha empeorado de manera general en toda la comarca, la situación de Càrcer es una de las más delicadas. «Pocos pueblos de España habrán superado una incidencia acumulada de 3.300 y nosotros somos uno de ellos. Es un nivel brutal», manifestó ayer su alcalde, Josep Botella, que se mostraba preocupado por la evolución del municipio. «El principal problema que tenemos es que más del 25 % de nuestra población está jubilada y, por tanto, forma parte del llamado grupo de riesgo», explicó.

Botella es uno de esos alcaldes que se ha hartado de pedir más restricciones, incluso el cierre del municipio, aunque es consciente de que, dada su situación geográfica, resultaría complejo ya que junto a Alcàntera de Xúquer forma un único núcleo urbano en el que una calle es la separación entre uno y otro. «Hemos utilizado todas las herramientas legales que teníamos en nuestra mano. Somos conscientes de que cuando uno cierra todas las instalaciones municipales no elimina la mayoría de los focos de infección, pero se confía en que el mensaje, que no es otro que el de el grave empeoramiento de la situación, llegue a la población. Pero los contagios han crecido tanto que llega un momento en el que ya no sabes qué hacer y por eso llegamos a pedir el confinamiento perimetral», afirmó la máxima autoridad de Càrcer.

Demasiada alegría

Aunque no duda del comportamiento modélico de la mayoría de sus vecinos, salta a la vista que algunas actitudes no han sido todo lo correctas que deberían. «Estas navidades, muchos han seguido todas las normas pero hay gente que se ha reunido con amigos o familiares más de lo que debería», señaló Botella. En ese sentido, criticó la ausencia de unas restricciones mayores para dicho periodo festivo: «Ahora vemos que se ha celebrado la Navidad con más alegría de la que era necesaria. Por querer salvarla, y con ella la economía del ocio, ahora nos encontramos en esta situación en la que los contagios crecen sin parar y los hospitales ya no dan para más. Se nos ha hecho la bola mucho más grande de lo que pensamos. Si hubiésemos aprovechado esos días para encerrarnos como en marzo, el sector de la hostelería se habría visto afectado igualmente pero, al menos, hubiésemos empezado la campaña de vacunación con una incidencia menor», subrayó el alcalde de Càrcer.

Pero no hay vuelta atrás y la localidad, y el resto de la comarca, encaran preocupación unos días en los que todavía crecerá el ritmo de contagios. «Esto es muy preocupante. Ahora el pueblo está muerto, pero es lo que toca porque mientras la gente continúe moviéndose, al existir una clara transmisión comunitaria, no sabemos quién puede portar el virus», concluyó Josep Botella.

Por segunda vez se disparan los casos tras el brote veraniego

Càrcer, con algo menos de dos mil vecinos, ha encendido las alarmas por segunda vez al dispararse los contagios de coronavirus. La primera fue en verano, cuando un brote elevó también la incidencia. Se produjeron numerosos casos tras una reunión social de jóvenes y la situación fue preocupante. El ayuntamiento suprimió todas las actividades en la vía pública y cerró los edificios municipales y deportivos, incluida la piscina municipal. Decenas de familias quedaron confinadas en sus casas. Ahora el escenario vuelve a ser similar. Y de nuevo las reuniones sociales, en este caso las derivadas de las fiestas navideñas, vuelven a ser el origen principal de los contagios. «Tenemos contagios en personas de todas las edades, ya sean de veinte como de setenta. Esperemos que se frene pronto y la incidencia caiga en los próximos días», deseó el alcalde de la localidad, Josep Botella.

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