«Me pegó hasta en las entrañas y sentía que me quería morir. Me siento hundido y tengo miedo de venir a trabajar». El peluquero de Alzira Joan Gómez se emociona al relatar la brutal agresión -previa al robo- que sufrió el martes a mediodía cuando un desconocido que supuestamente contaba con la complicidad de una clienta que había entrado a última hora accedió al establecimiento y, sin mediar palabras, le roció con un aerosol y empezó a propinarle golpes y patadas hasta que, según su relato, perdió el conocimiento. «Cuando me desperté estaba en el suelo, salí a la calle y pregunté a una mujer que es clienta si había visto salir a alguien para saber por donde se habían ido, pero no había visto a nadie», comenta. El tiempo que permaneció tirado en el suelo y sangrando, inconsciente, aunque breve, fue suficiente para que emprendieran su huida.

Un brutal paliza: la agresión fue después de atender a una clienta

Todo había comenzado unos momentos antes cuando, tras cortar el pelo a un cliente habitual, se disponía a cerrar y entró una desconocida preguntando si podía arreglarle las puntas y peinarla mientras le ofrecía una serie de explicaciones sobre un diagnóstico que acababa de recibir en el centro de salud y le mostraba los documentos con una familiaridad que Gómez no acababa de entender.

«Pensé que, tal y como están las cosas, 30 euros buenos son. Como los martes por la tarde no abrimos me daba igual comer a las dos que a las tres, pero ahora lo comprendo todo, no era más que una historia para preparar el terreno», señala, convencido de la complicidad de la chica con el agresor.

Agresión en Alzira: brutal paliza a un peluquero. En la imagen, vista general de Alzira. Vicent M. Pastor

El peluquero completó el trabajo que le había solicitado la mujer y cuando abrió la caja para cobrar a la clienta, que le había pagado con un billete de 50 euros, irrumpió en el local un hombre con un gorro de lana y mascarilla que se abalanzó sobre él. «Me tiró un spray y luego, cuando ya estaba en tierra, me propinó patadas y golpes por todo el cuerpo», relató Joan Gómez, que asegura estar pendiente de realizar el inventario para poder formalizar la oportuna denuncia. «Fui a la policía, pero me dijeron que para denunciar tenía que saber qué me habían robado, me siento totalmente desamparado», señaló. El peluquero señala que, además de la recaudación del día, echa en falta secadores, planchas e incluso algún tinte, aunque señala que ni siquiera sabe cómo se lo pudieron llevar. El hecho de que el establecimiento cuente con cristales espejo impide que desde fuera se pueda ver lo que sucedía en el interior.

«Si me pide el dinero se lo doy, pero entró a hostia limpia»

Joan Gómez no entiende la violencia con la que se empleó el delincuente que le robó el martes a plena luz del día. «Si me pide el dinero se lo doy, pero entró y empezó a hostia limpia (sic)», relató ayer. Nunca se había visto en una situación similar. «A veces han entrado a robar, pero por la noche y no es lo mismo». Asegura la chica se llegó a quitar la mascarilla aunque no la conocía «de nada», por lo que entiende que no debe ser de Alzira, si bien del varón que le golpeó no pudo ver ningún rasgo.