La presencia del coronavirus en las residencias de la comarca vuelve a ser preocupante. La situación es crítica en la residencia Cap Blanc de Cullera: cincuenta de los ochenta usuarios tienen síntomas o han dado un resultado positivo en coronavirus, una cifra que vendría a representar un 63% del total de ingresados. Y casi la mitad de la plantilla de trabajadores también está afectada afectada. El volumen de empleados ha menguado, por las bajas, de forma importante, casi en un 50%.

Los esfuerzos de la gerencia de la residencia y de los propios empleados son ímprobos para tratar de garantizar los servicios que han de prestarse a los usuarios. La propia responsable del geriátrico reconoció ayer que el número de auxiliares «es correcto, aunque se han encontrado carencias de enfermeros, por lo cual han iniciado las gestiones pertinentes para poder cubrir las bajas» que se han registrado hasta ahora.

A ello se suman los rumores, por falta de información oficial, que han circulado entre los familiares de los residentes. Algunos de ellos han acudido a la propia residencia en busca de datos de primera mano, no solo del estado de salud de sus familiares sino también de los medios con los que cuenta la empresa.

De las cuatro plantas de las que dispone la residencia Cap Blanc de Cullera, únicamente la segunda podría considerarse limpia, ya que en ella se encuentran los usuarios que no han dado positivo en las pruebas PCR. Los afectados están alojados en las otras tres plantas. Se han distribuido dependiendo de su nivel de contagio: asintomáticos, sintomáticos y más graves.

La gerencia y los propios familiares han solicitado la colaboración de la Administración Pública para que, en la medida que sea posible, intenten colaborar para mejorar la situación que se vive en Cap Blanc. De momento es el Hospital Universitario de La Ribera el que está mandando, desde finales de la pasada semana, algunos médicos y enfermeras para reforzar el servicio sanitario del que dispone la residencia.