La Diputació de València da un paso más en la recuperación del castillo de Corbera y tiene previsto iniciar mañana lunes la primera fase de las obras de conservación y restauración de la muralla, una intervención que cuenta con un presupuesto aproximado de 250.000 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses. El objetivo de esta actuación es consolidar el cierre exterior de esta fortaleza del siglo XI declarada Bien de Interés Cultural, incluida la adecuación del camino de acceso.

La corporación provincial ha invertido alrededor de medio millón de euros en el castillo de Corbera en los últimos cuatro años y está pendiente de que la Generalitat autorice el proyecto de consolidación geológica para poder actuar en la montaña sobre la que se levanta la fortaleza, una intervención que supondrá una inversión semejante a la realizada hasta el momento.

El responsable del área de Patrimonio, Andreu Salom, explica que la intención de la Diputación es «seguir invirtiendo en el castillo de Corbera al igual que en los otros diecisiete edificios con distintos niveles de protección propiedad de la institución, con el fin de mantenerlos en las mejores condiciones de uso posibles, en este caso recuperar el uso de una fortaleza que tiene un gran valor histórico y arqueológico y que a nivel turístico tiene un gran potencial para la comarca de La Ribera».

Excavaciones arqueológicas

Salom apunta que la prioridad a la hora de acometer los trabajos de recuperación es «la conservación con las mínimas intervenciones necesarias para no dañar el rico patrimonio arqueológico, que en un futuro debe ser visitable en museos o por qué no en el mismo recinto del castillo una vez completada su rehabilitación».

La obra que está a punto de iniciarse incidirá en la consolidación de distintos tramos de la muralla muy deteriorados, con excavaciones arqueológicas en cada una de estas zonas y la construcción de un camino de acceso al castillo siguiendo el trazado del proyecto existente con algunas modificaciones para reducir el impacto visual.

Desde el año 2017 se han realizado hasta cinco catas arqueológicas que, además de constatar el deterioro de algunas zonas de la fortaleza, han dejado al descubierto la muralla del siglo XI, cerámica romana e islámica, los establos y parte del aljibe y hasta una moneda con la efigie de Jaime I, el conquistador de València que en el siglo XIII cedió la propiedad del castillo de Corbera a su hijo Pedro.

En el proceso de recuperación del edificio ahora toca consolidar el cierre exterior para evitar su degradación, siguiendo el informe del Servicio de Proyectos Técnicos de la Diputación. Los trabajos previstos consistirán en la colocación de mallas plásticas para recuperar las pérdidas volumétricas, anclajes a la roca e inyecciones de cal en las grietas, con atención a los sistemas de drenaje originales para evacuar pluviales y el uso de tierras de la propia excavación para adecuar el resultado de la obra a un entorno de incalculable valor histórico y paisajístico.

Una larga secuencia constructiva

El castillo de Corbera guarda entre sus muros la forma de vida de distintas culturas, con un reflejo arquitectónico en sus componentes. Punto estratégico entre la Sierra de la Murta y el gran marjal de la costa, las catas en la fortaleza dejan constancia de una secuencia constructiva entre los siglos XI y XVI, desde los ataques a la taifa de Balansiya por Rodrigo Díaz de Vivar hasta el asedio por el ejército de «agermanats» en 1521, tratando de conquistar sin éxito el castillo y ocasionando cuantiosos daños de los que todavía hay huella en la actualidad.