El Ministerio de Defensa ha optado por la ciudad de Córdoba como sede de la nueva base logística del Ejército de Tierra que también pretendían albergar otras ciudades como Alzira, Toledo, Jaén o Lorca. La construcción de esa infraestructura requerirá una inversión de unos 300 millones de euros, según los cálculos iniciales, y conllevará la creación de unos 1.600 puestos de trabajo, de los que unos 900 serían civiles. El alcalde alzireño, Diego Gómez, lamentó ayer que no solo la capital de la Ribera «sino el conjunto de la Comunitat Valenciana hayan perdido la oportunidad de reactivar la economía con ese macroproyecto» y reprochó la «falta de apoyo del Consell» a la candidatura.

Gómez entendía que la base suponía una oportunidad para el crecimiento industrial y tecnológico de la comarca, además de un importante incentivo para el sector servicios y de vivienda. La primera autoridad alzireña había propuesto albergar la central logística militar en el paraje de La Garrofera, objetivo hasta hace una década de un PAI residencial que incluía un campo de golf, aunque nunca llegó a ejecutarse. Los terrenos se encuentran alejados del carco urbano, entre Guadassuar, Tous y Massalavés,un enclave agrícola muy cercano a la autovía A-7, lo que añadía atractivo a la candidatura por sus excelentes comunicaciones.

El gobierno alcireño planteó albergar la futura sede logística del Ejército de Tierra al valorar «el gran impacto económico y social que supondría para la ciudad, pero también para el conjunto de la comarca». El alcalde llegó a equiparar esa infraestructura militar con la no menos histórica llegada de la multinacional automovilística a la Ribera: «Podría ser la Ford del siglo XXI. Si la base viniera a la comarca, supondría dar un gran paso adelante en materia de innovación tecnológica, económica y logística. Por eso pedimos a la Generalitat que apueste por nosotros, ya que sería un proyecto muy interesante», valoró Diego Gómez a mediados de diciembre.

Sin embargo la candidatura alcireña nunca llegó a representar un peligro para las aspiraciones de ciudades como Córdoba o Toledo, que tenían muy avanzadas sus propuestas y que se preparaban para optar a esa inversión desde hace años. Los planes de la capital de la Ribera Alta siempre estuvieron muy verdes e incluso despertaban recelos en algunos ámbitos de la izquierda más pacifista. Algunos colectivos ecologistas y EU llegaron a criticar públicamente al gobierno local (liderado por Compromís con el apoyo del PSPV) al considerar «chocantes» esos planteamientos.

Pero si Alzira nunca reclamó la macrobase logística con entusiasmo, el Consell tampoco se tomó en serio la iniciativa. Diego Gómez, instó a la Generalitat a «capitanear» el proyecto, pero el eco del dirigente alcireño apenas se escuchó en el Palau, cuyos inquilinos eran más conscientes de la extraordinaria dificultad de conseguir esa inversión. El Ayuntamiento de Orihuela añadió más desconcierto después al proponerse también como candidata. Gómez censuró ayer que Ximo Puig «no se hubiera implicado más, porqueAlzira no ha recibido ayuda ni un aval importante para conseguir este proyecto. Es más, nunca ha obtenido un reconociento a la altura del papel central de la ciudad», reprochó.

Un motor tecnológico de gran calado económico

La macrobase logística que el Ejército construirá finalmente en Córdoba pretende ser un «motor tecnológico y de I+d+i para la región andaluza», según destacaron ayer los portavoves del Ministerio de Defensa. «Su construcción supondrá un extraordinario impulso económico y social para la zona», añade la nota oficial. El Ejército de Tierra llevaba diez años trabajando en este proyecto innovador para dotarse de un centro logístico «que agrupará las actividades de mantenimiento del material del Ejército en una sola instalación», con lo cual se conseguirá reducir costes.

El complejo, que ocupará una extensión de hasta medio millón de metros cuatrados, incluirá un cuartel general,centros de diagnóstico e ITV, unidades de ensayoi y calibración, una pista de pruebas, una galería de tiro subterráneo y edificios residenciales para la abultada plantilla.

El objetivo es «reducir los tiempos de servicio, movimiento e infraestructuras para optimizar la logística militar al más alto nivel, por lo que será un motor tecnológico, de creación de empleo y de innovación para la región», apuntan las mismas fuentes. Otro aspecto destacable de este proyecto, según Defensa, son las «ventajas relacionadas con la eficiencia energética, gestión y aprovechamiento de residuos y la política medioambiental, que permitirá reducir al mínimo el impacto de esta obra en la zona».