El servicio de metro arrastra desde hace varios años una asignatura pendiente en la Ribera que está más cerca de subsanarse: el tiempo de viaje. Este transporte público, que une el interior de la Ribera Alta con la capital provincial, ha destacado siempre por una reducida frecuencia de paso, lo que no lo ha convertido en el aliado ideal que debería ser para desplazarse hasta València. Ahora, Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana prevé una serie de inversiones que permitirán desdoblar algunas vías y, de ese modo, reducir el tiempo que se tarda en cubrir el trayecto.

El conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, Arcadi España, presentó esta semana el Plan de Mejora de Frecuencias de la red de Metrovalencia previsto para los próximos años, que contará con una inversión de 235 millones de euros. Éste incluye más de 90 millones de euros se invertirán en las líneas de metro para desdoblar tramos de vía única; aumentar los puntos de escape y cruce en diferentes tramos en superficie; suprimir pasos a nivel, y modernizar enclavamientos y sistemas de protección de trenes. El propio conseller ya ha dado a conocer sus intenciones a los alcaldes de la comarca.

La línea que llega hasta la Ribera, la 1, cuenta con una decena de apeaderos y estaciones en los distintos puntos por los que discurre: Castelló, Alberic, Massalavés, L’Alcúdia, Benimodo, Carlet, Alginet y Benifaió. En los últimos años, esta línea ha reunido algo menos de medio millón de usuarios anuales.

Demasiados kilómetros

Pese a ello, el metro no cala del todo en la sociedad. No se ve como un medio de transporte próximo, como si pueda suceder con el servicio de Cercanias. En FGV son conscientes de esta percepción y por ello se han planteado estas mejoras. Hay un factor que se convierte en determinante para entender esta desafección con el metro en la comarca: la frecuencia de paso de los trenes, que alcanza aproximadamente los cuarenta minutos. Un lapso de tiempo tan largo que, en el supuesto de perder un convoy, se hipoteca por completo cualquier viaje que requiera un mínimo de puntualidad. Una cuestión que han criticado de manera reiterada usuarios y partidos políticos de la comarca durante los últimos años. Además, esta circunstancia siempre ha hecho que se vea como mejor opción usar el transporte privado o desplazarse hasta una localidad vecina que tenga estación de tren.

El principal inconveniente siempre ha sido la naturalidad de la propia infraestructura, que implica numerosas complejidades técnicas a la hora de abordar soluciones. Se trata de un tramo de muchos kilómetros compuesto por una única vía, lo que impide la puesta en funcionamiento de varios convoyes de forma simultánea. El tren va o viene. Pero no puede realizar un trayecto en cada dirección.

De ahí surge la necesidad de desdoblar algunos tramos, una idea que ya se planteaba desde el pasado año como la más factible, como adelantó Levante-EMV. La puesta en marcha de una segunda vía en puntos estratégicos permitiría, por ejemplo, que un convoy se pudiera apartar durante unos instantes para dejar paso a otro, en la dirección contrario, lo que reduciría los tiempos de frecuencia entre trenes.