Los movimientos migratorios existen desde mucho antes de que los seres humanos marcasen líneas imaginarias sobre el planeta para dividir regiones. Ya sea para huir de una nación en la que la guerra y el hambre van de la mano, para buscar unas condiciones laborales mejores o simplemente para disfrutar de una jubilación idílica, las personas viajaban a través de las fronteras y establecen sus residencias en nuevos destinos. En el caso de la Ribera, buena parte de su población extranjera proviene de tres países: Rumanía, Marruecos y Francia.
Según refleja el Instituto Nacional de Estadística (INE), el volumen de foráneos en la comarca varía entre municipios. Aquellas ciudades de mayor tamaño, en tanto y cuanto pueden concentrar una gran variedad de servicios y un abanico de oportunidades laborales, resultan más atractivas para cualquier llegado de otro rincón del globo terráqueo. De hecho, en todas las localidades donde se supera la barrera de los diez mil vecinos censados, se sobrepasa un 10 % de población extranjera. También superan este porcentaje Castelló, Catadau, Favara, Llombai , Massalavés, Montroi, Montserrat, Real, Sollana y Turís.
La localidad que cuenta con un mayor porcentaje de vecinos nacidos más allá de las fronteras españolas es Cullera. Concretamente, el 19,2 % de sus 22.521 residentes (padrón que le atribuye el INE a fecha 1 de enero de 2020) era extranjero. De entre éstos, el 13 % procedía de la fronteriza Francia. El 7 % de sus forasteros provenía del Reino Unido mientras que el 6,8 % tenía sus raíces en Rumanía. Estas tres nacionalidades son las más numerosas en la ciudad costera. Los otros dos municipios con un mayor volumen de personas extranjeras son Montroi y Montserrat. En los tres casos puede entenderse esta estadística por ser destinos de jubilación, ya sea por la presencia de apartamentos junto a la playa o de chalés cerca de la capital provincial, en cada uno de los casos. Tanto en Montroi como en Montserrat se supera por poco el 16 % de población foránea, con la comunidad rumana al frente, seguida de la británica, en ambos casos. En el lado opuesto, se encuentran localidades como Sant Joanet y Tous. Ninguna de las dos alcanza siquiera un 4 % de censados nacidos en otros países. En ambos casos, curiosamente, la nacionalidad francesa es la que predomina entre sus vecinos forasteros.
El galo es, precisamente, uno de los países con mayor representación en la comarca. En dieciséis de los cuarenta y siete pueblos de la Ribera figura como la región extranjera que aporta más vecinos. Es la segunda más importante en otros catorce municipios y la tercera en doce. Es decir, es una de las tres nacionalidades con mayor volumen de polación en cuarenta y dos localidades. La población rumana es otra de las más destacadas en cuanto a peso demográfico en la comarca. Supone la primera nacionalidad extranjera en volumen de personas en dieciséis localidades, la segunda en once y la tercera en otras once. Por último, Marruecos se encuentra también entre los países con mayor representación en la Ribera, ya que lidera la población foránea en hasta doce municipios. En otros ocho supone el segundo lugar de origen mayoritario mientras que es el tercero en tres. Solo en un pueblo ninguna de estas figura entre las tres nacionalidades con más representación: Cotes.
