Ni siquiera la pandemia frena la ambición de Alba Sánchez y Bárbara Pardo

Alzira y Antella están unidas por el Xúquer. Pero también por la ambición de dos jóvenes deportistas con mucho talento, Alba Sánchez y Bárbara Pardo. La primera levanta pesas con la facilidad con la que el común de los mortales se ata los cordones. La segunda se desplaza por el agua con su piragua con enorme destreza. Si son de las mejores en sus respectivas disciplinas es porque han dedicado mucho esfuerzo y una gran cantidad de horas de trabajo a lograr sus metas. Un sacrificio que en 2020 se quedó sin recompensa ya que la pandemia les dejó un año en blanco. Aunque 2021 todavía plantea una gran incertidumbre, ninguna de las dos pierde la esperanza de volver a competir y obtener nuevos logros.

En el caso de la alzireña, de 22 años, este será su último año en la categoría Sub 23 a nivel internacional. La cita que tiene marcada en su calendario, siempre que la situación sanitaria no lo impida, es el Campeonato de Europa, que se celebrará a finales de año. «Quiero quitarme la espina clavada en este mismo certamen de 2019, donde aspiraba a medalla, pero sólo pude acabar cuarta de un total de seis participantes. Si lo puedo disputar en este curso, el objetivo es innegociable: ascender al podio», explica Sánchez a través de Proyecto FER.

La joven haltera convive todavía con molestias en su rodilla izquierda, pero eso no le impide ponerse como meta las cotas de éxito más elevadas. De hecho, de su mente no se borra la remota posibilidad de disputar, también, el Campeonato de Europa absoluto, que debe disputarse en Moscú. «Desconocemos qué va a pasar con este torneo, aunque no soy nada optimista. No estoy presente en un Europeo absoluto desde la edición de 2017, la que se celebró en Split y en la que acabé en la sexta plaza. Si se desarrolla, me veo con muchas opciones de clasificarme. Creo que puedo lograr la marca exigida, pero es todo muy incierto», sostiene. Como cualquier deportista de élite, Sánchez ansía volver a levantar pesas en una competición oficial para demostrar que puede repetir los éxitos cosechados en el pasado. «Tengo muchas ganas de reencontrarme con las sensaciones experimentadas en la etapa junior, cuando, por ejemplo, alcancé la medalla de plata en el Europeo de 2016», añade.

El Mundial, entre ceja y ceja

El escenario planteado por la realidad sanitaria actual es prácticamente idéntico para la palista de Antella. A sus 21 años, Bárbara Pardo también ha pasado de cosechar éxitos a quedarse en blanco durante el año 2020. Le quedan, no obstante, dos años como Sub-23. En 2019, la deportista del Proyecto FER se quedó a nada de una medalla mundial, ya que el equipo español logró la cuarta plaza en la modalidad K4-500m.

La de Antella busca resarcirse este año. «Si la crisis sanitaria no lo impide, hay Europeo Sub-23, en junio, en Polonia, y también Mundial Sub-23, en julio, en Portugal. Mi principal objetivo es asistir al Mundial Sub-23 como componente del K4-500 y saldar la deuda que mantengo desde 2019, año en que aspiraba a reeditar el podio logrado en el Mundial junior de 2017. También pretendo ser seleccionada para el K2-500m. Para este curso, han cambiado los criterios de selección para las pruebas internacionales y tengo opciones de poder convertirme en una de las componentes de esa embarcación en el Mundial Sub-23», indica Pardo sobre sus aspiraciones.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. La ambición, en el caso de la palista ribereña, es un sentimiento que también mantiene presente. «Después de un año blanco, en el que la pandemia nos ha hecho tanto daño y nos ha robado tantas ilusiones, tengo muchas ganas de volver a competir y de cumplir mis objetivos. Desde luego, la crisis sanitaria de la Covid-19 nos ha quitado muchas cosas, pero no la motivación de seguir luchando por superarnos», afirma.

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