La inclusión es uno de los pilares básicos del aprendizaje. La Escoleta Infantil Cavall Bernat de Llaurí se lo ha tomado en serio y ha promovido la enseñanza de la lengua de signos entre sus pequeños alumnos para que tomen conciencia muy pronto de la diversidad y de la necesidad de tender puentes para garantizar la igualdad.

Si hace unos años, concretamente en marzo de 2018, ya fueron precursores en un proyecto pionero en el que, junto con la perrita Lluna, creaban un ambiente lúdico y dinámico para trabajar los contenidos marcados con cada niño con sesiones de estimulación para los niños de 0 a 6 años usuarios del centro de la Fundación SASM de Sueca, ahora han querido dar un paso más allá. El centro busca que los alumnos de entre 1 y 3 años de la guardería puedan realizar un aprendizaje inclusivo e igualitario para mejorar la sociedad.

Esta vez la escuela infantil intenta introducir a los pequeños sin problemas auditivos ni sensoriales en la lengua de signos. Noemi Córdoba, directora y profesora del centro, explica que «desde hace unos años se trabaja buscado implicar a los pequeños en temas de inclusión. Este nuevo proyecto pretende que los alumnos puedan comunicarse con niños del centro jugando y relacionándose sin barreras de ningún tipo a través de la lengua de signos».

Es necesario para los educadores que los niños conozcan la realidad, que asuman pronto el mundo al que se enfrentan. «El proyecto persigue que, desde pequeños, conozcan la existencia de personas con diversidad funcional en la sociedad y que aprendan a ayudar a fomentar el respeto y la inclusión de todos por igual».

Cada día, al llegar a clase, los alumnos repasan el abecedario de la lengua de signos y cantan canciones utilizando esa forma de expresión. De este modo, poco a poco, van dominando esa manera de comunicarse.

Para la directora del centro, «es básico el hecho de que los propios niños intenten tomar esta actividad tan importante para su futuro como un juego deseando en todo momento aprender más y más. De hecho, es curioso que los propios padres nos comenten que los niños al llegar a casa siguen practicando el lenguaje de signos con la propia familia». Nunca tienen bastante. Les engancha.

Iniciativa exportable

Para los docentes de la escuela esta actividad no debería de ser extraordinaria. «Más bien lo que debería es de integrarse y aprenderse en todos los colegios, al igual que se puede enseñar cualquier otra lengua». De hecho, en el centro de infantil y primaria de Llaurí se ha previsto incorporar el próximo curso esta iniciativa.

La Escoleta Infantil también ha planificado volver a la actividad intehradora que protagoniza la perrita Lluna. Se está empezando ya a trabajar con perros terapéuticos para que los más pequeños se vean involucrados en el trabajo que realizan para las personas que presentan cualquier deficiencia tanto física como psíquica.