Sin desfiles de las cofradías de Semana Santa y con la imposibilidad de celebrar la Pascua con familiares y amigos,el periodo festivo que se abre este fin de semana va a ser muy diferente al que soñamos. También en el referente turístico de la Ribera: Cullera. Son muchos los condicionantes. Con las calles y plazas prácticamente desiertas de desfiles procesionales y sin celebraciones públicas, la Semana Santa se limitará a actos litúrgicos en el interior de las iglesias. Y el sector turístico tendrá que recurrir a la imaginación.

La necesidad de poder relanzar el turismo durante esta Semana Santa ha llevado a muchos propietarios de establecimientos hoteleros y a gestores de alquileres de apartamentos turísticos a exprimir la imaginación para captar turismo autonómico. El objetivo es animar a quienes se encuentran estos días en la Comunidad Valenciana a reencontrarse con el buen clima y una de las mejores playas del Mediterráneo. 

Los empresarios locales del sector turístico han tenido que incrementar su oferta especialmente digital con la finalidad de promocionar el turismo autóctono, que siempre ha sido uno de los motores económicos más importantes que impulsan la economía de Cullera. Ante la prohibición de salir y entrar de la Comunitat Valenciana desde otras comunidades autonómicas, se trabaja para promocionar el turismo más cercano. La ciudad invita a los visitantes a revivir recuerdos de otros tiempos en una playa familiar que siempre ha resultado muy acogedora para los valencianos, a quienes, además, se ofrece una oferta gastronómica muy engarzada en la cocina tradicional.

La campaña de captación de los establecimientos turísticos de la localidad de Cullera también busca apoyo en la campaña institucional, diseñada por la Conselleria de Turisme y dirigida a las redes sociales, para captar turistas con imágenes gratificantes de la Comunitat Valenciana y microvídeos promocionales.

La Pascua de 2021 va ser incluso muy diferente a la de 2020, que se vivió en pleno confinamiento. Ahora se puede salir de casa, aunque la adopción de las restricciones sanitarias dictadas por la Generalitat yel Ministerio de Sanidad impiden desarrollar una Semana Santa y Pascua como la conocíamos hasta que irrumpió la pandemia. Efectivos de la Policía Local mantendrán un dispositivo de control en los accesos a Cullera para garantizar el cumpliento de las normas. 

La costumbre de coger el «cabasset» y pasar el día en el campo con la familia y los amigos para comerse la «mona de Pasqua» va a tener que adaptarse a las directrices sanitarias promovidas para frenar el desarrollo de una cuarta ola de contagios. La obligatoriedad de no mantener reuniones de más de cuatro personas en espacios públicos, y los encuentros en los domicilios limitados al núcleo de los convivientes, impiden en todos los casos que los amigos se reúnan en las casas de campo, como viene siendo tradición en la Ribera Baixa para almorzar, cocinar una paella y comerse la Mona de Pascua.

Volar el «catxirulo» será cosa de padres e hijos sin poder añadirse más familiares. Las restricciones harán también que las largas jornadas de Pascua en el campo se tengan que ver reducidas porque el toque de queda afectará a aquellos que alargaban el día y se quedaban a cenar en el campo. A las diez de la noche todos tendremos que estar en casa.

Quizás, esta vez sí, tengamos que recurrir a aquella canción popular que decía «El día de Pasqua Pepito plorava...» Y no será solo porque «el catxirulo no se li empinava», sino porque las fiestas primaverales del 2021 no serán en absoluto para recordar. O tal vez sí, porque no dejarán de ser históricas y, por ello, inolvidables. Todo dependerá de la imaginación y de la resignación con la que se aborde este periodo.

La intranquilidad del sector turístico, marcada por las restricciones de la pandemia, el desplome de la reservas en hoteles y restauración y la incertidumbre creada por el proceso de vacunación, que podría alargar la salida de esta grave crisis sanitaria, deja a los profesionales del sector en una situación muy incómoda que, además, se agrava por las restricciones impuestas a la movilidad durante la Semana Santa y la Pascua.

Los hoteles han confirmado a Levante-EMV que las reservas son prácticamente nulas y han llegado marcadas principalmente por el cierre de fronteras así como el cierre perimetral de la Comunitat Valenciana. A esta falta de reservas hay que añadir que inicialmente las previsiones meteorológicas no son las más óptimas para poder disfrutar del turismo de sol y playa, el principal reclamo de Cullera. Está mala previsión meteorológica conduce, según los responsables de los hoteles locales, a que los ciudadanos no se animen a tramitar sus reservas. No obstante, mantienen la esperanza de que puedan activarse a última hora con un cambio en las previsiones meteorológicas. 

Entre los propios hoteleros se percibe resignación. Algunos de ellos recuerdan que tampoco es la primera vez en los últimos años que la Semana Santa no es tan positiva como se esperaba por la mala meteorología. El problema de este año es que llueve sobre mojado.