Tono Chamorro decidió en un momento de su vida que iría a trabajar todos los días en bicicleta para poder compatibilizar su gran afición, el ciclismo, con su profesión y la vida familiar, aunque para ello tuviera que recorrer a diario los 42 kilómetros que separaban Alzira, la ciudad donde entonces residía, de Llutxent, donde se encontraba la base a la que estaba asignado como brigadista forestal. 42 kilómetros al ir y otros 42 kilómetros al volver, con el puerto de Benigànim de por medio, un trayecto que realizó durante casi 12 años. A las puertas de cumplir 60, Chamorro lleva 22 años literalmente subido a una bicicleta. Durante este tiempo habrá recorrido 240.000 kilómos subido al sillín. De récord.

Aquel «bicho raro» que salía de casa con la bici cuando todavía no había amanecido aún mantiene todavía esta costumbre, aunque ahora con un recorrido algo más corto ya que ha trasladado su residencia a Llaurí y tiene la base en Tous, 56 kilómetros al día en dos etapas. Asegura que de forma progresiva han crecido los «bichos raros» que, como él, se desplazan a trabajar con bicicleta. Una mirada atrás le reconforta al considerar que pequeños gestos a los que no daba importancia contribuyen con el tiempo a producir un cambio en la sociedad, pero en un momento en que el uso de la bicicleta está en auge, Chamorro realiza una lectura crítica.

Avances «muy lentos»

Hay indudablemente más carriles-bici que hace 22 años, los conductores de vehículos a motor respetan más al ciclista en la carretera y son muchos más los usuarios, pero considera que «se están dando pasos demasiados lentos» para favorecer este medio de transporte saludable y sostenible. «La pandemia del coronavirus ha forzado un cambio de hábitos, ha aumentado la utilización de la bici como medio de transporte porque la gente se da cuenta de que es más saludable, contamina menos y te contaminas menos porque evitas meterte en un vehículo con más gente, lo que reduce el riesgo de contagio, pero los deberes están por hacer, se ha perdido un tiempo precioso», señala este ciclista vocacional, que lamenta que las autoridades no realicen una apuesta firme por la bicicleta aprovechando unas condiciones del terreno y una climatología favorables. Con la excepción de Joan Ribó en València, señala.

«Los políticos funcionan muchas veces por tendencias y no porque se creen lo que están haciendo y, en el tema de la bici, te lo tienes que creer, de lo contrario pasan cosas como la que se da en Alzira, que acaban de hacer un carril nuevo hasta el polígono de Amcor en el que separan la zona de ciclistas de la de peatones -un diseño que aplaude-, pero no se gastan ni un bote de pintura en los que ya tienes y no hablo ya de los baches. Hay carriles-bici en polígonos que no se han pintado en años», incide.

Chamorro no entiende que no se hayan aprovechado obras como la rotonda que regula el tráfico en la salida de Alzira hacia Benimuslem para habilitar espacios para ciclista, algo que considera debería contemplar cualquier proyecto de nuevo cuño, o el auge de las bicicletas eléctricas por parte de personas que no tienen problemas de movilidad. «Utilizan energía que hay que producir y necesitan baterías que van a generar un residuos con lo que al final acabas también contaminando», señala.

Por otra parte, Tono Chamorro señala que la declaración de Ciutat 30 que han realizado diferentes localidades para limitar la velocidad de los vehículos en sus calles no puede limitarse a la instalación de señales informativas en los accesos. «A parte de estos paneles en las afueras hay que poner otros recordatorios en el interior. No se puede demonizar a los vehículos a motor, pero una Ciutat 30 implica que en las zonas escolares no se puedan superar los 10 km/h y que también haya zonas de 50 km/h en la periferia», comenta. En este sentido, destaca el sistema de señales inteligentes instalado en Castelló que informa al vehículo de la velocidad a la que circulaba.

70.000 kilos menos de CO2

Tras veintidós años con la bicicleta como principal medio de transporte en los que estima puede haber recorrido alrededor de 240.000 kilómetros «solo en los desplazamientos para ir a trabajar», Chamorro calcula que ha evitado la emisión de unos 70.000 kilos de CO2 que hubiera generado en caso de utilizar el coche. Ha sufrido caídas, algunas con lesiones graves, e incluso señala que ha llegado a ser increpado por un conductor al que llamó la atención por cerrarle en una rotonda y que detuvo el vehículo con la intención de agredirle, comenta. «Me dijo que solo le faltaba yo ese día», recuerda. Gajes de ciclista.

«El problema no son las bicis sino las infaestructuras»

Tono Chamorro recuerda que hace un par de décadas la mayoría de conductores consideraban a los ciclistas un «obstáculo» en la carretera La percepción se mantiene. «Hoy en día aún nos consideran un obstáculo para los vehículos a motor, pero si antes uno de cada diez coches se separaba a una distancia prudencial al adelantarte, ahora fácilmente lo hacen cinco o seis de diez». «Se ha avanzado, aunque no lo suficiente. Igual que cuando instalaron las bicis de alquiler en Alzira critiqué que el problema no era de bicicletas sino de infraestructuras, porque si no puedes circular con seguridad y no puedes aparcar, no puedes gastar la bici, considero que se hubiera podido evolucionar mucho, pero no se ha hecho, aunque ahora los bichos raros son los que no usan la bici», comenta.