La rehabilitación de la Torre Octogonal del segundo albacar del Castillo de Cullera avanza a buen ritmo y ya se encuentra en una fase intermedia. Después de un primer estudio de documentación y análisis de la arquitectura de esta fortificación de finales del siglo XII y que está conformada por 14 niveles, se han derrocado desde la tapia 8 hasta la 14 que a estas alturas se están reconstruyendo mediante los métodos tradicionales.

Unos trabajos para los cuales también se han tenido que fabricar piezas especiales conforme a las medidas originales y utilizando la técnica constructiva de la tapia de tierra apisonada, empleando encofrados de madera, tierra, cal y grava natural tal como se cree que se hizo en la antigüedad, según explicó ayer la ayudante jefa responsable de la obra, Ana Cháfer, en una jornada de supervisión de la actuación en la que también participaron la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, el alcalde de la ciudad, Jordi Mayor, el concejalde Urbanismo, Bernat Escolá, y varios técnicos municipales. El alcalde destacó que con esta reforma, que sigue los mismos pasos que los constructores orignales, «se consolidará todavía más como un emblema del pueblo de Cullera».