Un fenómeno meteorológico conocido como supercélula, una tormenta con más energía de lo normal que gira sobre su propio eje, dejó el miércoles por momentos lluvias de intensidad torrencial en algunos pueblos de La Ribera que en ocasiones iban acompañadas de granizo, pero también imágenes espectaculares como las captadas por el fotógrafo Fermín García «Fermans» a la altura del Secadero de Gaspar, en el término municipal de Cotes.

La tormenta no dejó grandes cantidades de lluvia, aunque las estaciones de la red Inforatge detectaron intensidades que al superar el litro por minuto adquieren la consideración de torrenciales. Destacan los 11 l/m2 registrados en diez minutos en localidades como Senyera o Càrcer, según fuentes de Inforatge, que indicaron que si bien llegó a hacer acto de presencia el granizo, se trataba afortunadamente de piedra muy pequeña y mezclada con agua.

A pesar de la espectacularidad, las tormentas duraron apenas veinte minutos allá por donde pasaron antes de salir hacia el mar entre Cullera y Tavernes también con mucha fuerza, detalló el meteorólogo Jovi Esteve. La estación que esta empresa ribereña gestiona en Senyera contabilizó el miércoles un acumulado de 24,6 l/m2 y de 23,8 en Càrcer.

Esteve explicó que cuando una tormenta realiza un movimiento de rotación sobre sí misma se convierte en una supercélula, que deriva «en fenómenos más violentos como desplomes de aire frío que dan lugar a rachas de aire muy fuertes».

«Estas tormentas que rotan llevan asociadas varias cosas, intensidades torrenciales, rachas de viento muy fuertes, granizo y aparato eléctrico e incluso pueden aparecer tornados», incidió el meteorólogo de Inforatge, mientras explicaba que «el frente de racha» es directamente proporcional a la intensidad de la tormenta de forma que al caer la lluvia provoca remolinos de aire o que el tornado es la expresión máxima de una supercélula, si bien en este caso no se detectó ninguno.