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Las hormigas son la última amenaza del caqui al ser vectores de plagas

AVA reclama a las autoridades que investiguen el impacto de los insectos tras una campaña en que la alta incidencia de los «cotonets» y moscas blancas han echado a perder 85.000 toneladas de fruta

Una plantación afectada por el hongo que provoca la caída de hojas y la maduración del caqui. | AVA

Las hormigas se han convertido en la última amenaza para el caqui. Tras una campaña en que la alta incidencia de las plagas de «cotonets» y moscas blancas provocó que se echaran a perder cerca de 85.000 toneladas de fruta, según detalló ayer la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), esta organización agraria reclama a la Administración que investigue el papel que juegan estos insectos en la propagación de las plagas, en particular de los «cotonets» y, a la vez, para obtener sustancias que permitan reducir la población de insectos.

El director de AVA-Asaja, Jenaro Aviñó, destacó ayer que las hormigas son un vector transmisor y que los agricultores no cuentan en la actualidad con herramientas para luchar contra ellas. El último número de la revista de AVA publica una entrevista con el investigador del IVIA Alberto Urbaneja en la que el experto detalla que se ha podido constatar que las hormigas se alimentan de la melaza que excretan los «cotonets», «los protegen de sus enemigos y agravan el problema», por lo que el IVIA está realizando ensayos para evaluar el impacto que tiene excluir las hormigas de las copas sobre las poblaciones de «cotonets». Fuentes de la organización, no obstante, indicaron que las hormigas suben la plaga desde el suelo a los árboles.

Paralelamente, AVA reclamó ayer a la Generalitat y al Gobierno central que redoblen los esfuerzos en la investigación y la autorización urgente de nuevos formulados para evitar la expansión de la mancha foliar del caqui («Plurivorosphaerella nawae»). La organización advierte de las nefastas consecuencias que amenaza con provocar este hongo en el cultivo después de que en 2019 se detectaran graves resistencias al grupo de los fungicidas estrobirulinas en campos de Alzira, Benimuslem, Guadassuar y Massalavés y que, un año después, comprobaran que la extensión de estos fallos de control a la mayoría de zonas productora de la provincia de València.

La asociación ve más necesario si cabe que se pongan alternativas a disposición de los agricultores ya que, de las materias activas que aún están autorizadas, el Mancozeb «tiene fecha de caducidad» ya que el 4 de enero quedará prohibido su uso.

Una situación de emergencia que «pone en riesgo» el propio cultivo

El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, advirtió ayer de que «el caqui valenciano atraviesa una situación de emergencia sanitaria que pone en peligro su misma supervivencia» y, según dijo, «es un ejemplo significativo de lo mal que lo están haciendo nuestros políticos en materia de sanidad vegetal». Aguado señaló que «ninguna fruta pierde tantos kilos en el campo por culpa de no disponer de soluciones contra las plagas y enfermedades» y, si bien recuerda que el IVIA logró encontrar herramientas de control al detectar un primer brote de mancha foliar, «las restricciones fitosanitarias nos han ido quitando armas y eficacia. Si no se consiguen alternativas, las resistencias serán más fuertes y la mancha foliar podría suponer una auténtica catástrofe», auguró. Aguado señaló el Paco Verde contempla recortes de materias activas y fertilizantes cuando, dijo, «pasa por salvar los cultivos de las plagas y enfermedades»

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