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Benicull ofrece a los jubilados cederles la gestión para que el local social reabra sus puertas

La alcaldesa se reúne con los pensionistas tras la protesta y abre la puerta para que la asociación se haga cargo tras el conflicto por el bar

Concentración de los jubilados ante el ayuntamiento el pasado domingo. | LEVANTE-EMV

El litigio que mantienen los usuarios del Llar dels Jubilats con el Ayuntamiento de Benicull por el cierre del local social empieza a vislumbrar una luz al final del túnel. El consistorio ha ofrecido a los jubilados formalizar la cesión de estas dependencias durante diez años para que sea la asociación la que gestione las mismas y ahora el colectivo deberá reunirse en una asamblea para decidir si acepta la propuesta.

Los jubilados protagonizaron el domingo una concentración ante la casa consistorial para reivindicar lo que ellos consideraban sus derechos en cuanto al uso y disfrute del hogar del jubilado. Al final de esa protesta, la alcaldesa de Benicull, Amparo Giner, propuso a los pensionistas la celebración de una asamblea para debatir el conflicto.

Esta reunión se celebró finalmente el miércoles y en la misma el ayuntamiento propuso a los jubilados la cesión por un período de 10 años, para que sean ellos mismos quiénes puedan gestionarlo y tomar sus propias decisiones.

Después de resolver en la asamblea algunas dudas planteadas, la sensación por amdos partes era de consenso, o como mínimo de aproximación de opiniones. Todo parece indicar que los jubilados veían con buenos ojos la propuesta y es el momento de iniciar los estudios y los trámites pertinentes para poder llevar la misma a cabo, si bien la decisión sobre si aceptan o no asumir la gestión se adoptará en asamblea.

La alcaldesa de Benicull explicó tras la reunión que «ha sido un trabajo duro y en el que hemos tenido que consultar con otras poblaciones el tipo de gestión en locales con estas características y parece ser que puede llevar a un buen consenso. Todo apunta a que tanto los jubilados como el ayuntamiento tenemos en mente poder buscar y encontrar una solución a este conflicto».

El cierre del local, una vez levantado el estado de alarma, se alarga para forzar la salida del conserje, que también gestoinaba el bar del establecimiento y ofrece el servicoi a personas ajenas al club, lo que había provocado las quejas de otros hosteleros de Benicull, que consideraban que estaban sufriendo una competencia desleal.

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