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Desahucio en un sótano inacabado en Tulell

Seis adultos de origen rumano residen en el subterráneo y sobreviven «como pueden»

Rampa por la que se accede al subterráneo «okupado» en la calle Pedro Grande. | PERALES IBORRA

Cuándo el ciudadano medio piensa en un desahucio suele imaginar como escenario un piso de un propietario privado o una entidad bancaria cuyos moradores no pueden hacer frente al alquiler, esbozando historias humanas que envuelven tragedias personales difíciles de digerir. No suele imaginar subterráneos sin uso de edificios inacabados. Zonas yermas circundadas por cemento sin vecinos alrededor. Sin embargo, un juzgado de Alzira ha autorizado el desalojo de un sótano emplazado en la zona de Tulell, la parte de la localidad de mayor expansión urbanística. Al menos, antes de que estallara la burbuja inmobiliaria en 2008.

Se trata de unos bajos situados entre los números tres y cinco de la calle Pedro Grande. En la parcela residen seis adultos de origen rumano. Para entrar, primero se ha de pasar por una puerta sin cerradura que da acceso a un recinto vallado donde solo se ven bloques de hormigón. El siguiente paso es bajar por una rampa, que llevaría al garaje si los pisos se hubieran construido. Esta es la zona habitada que se pretende desahuciar a corto-medio plazo.

Recelosos en el trato, los «okupas» prefieren mantener el anonimato. No dan sus nombres, ni dejan que se les fotografíe. Viven con un perro como mascota y han habilitado zonas para dormir con todo lo que han podido recoger. «No tenemos trabajo, no tenemos dinero. Mejor descansar aquí que hacerlo en la calle y al raso. Sobrevivimos como podemos, vendemos la chatarra que encontramos», apuntan en un castellano bastante correcto.

Todos son adultos y se les aventuran edades superiores a los 40 años. Reconocen que antes de juntarse en los bajos no se conocían y que vinieron a España en busca de un futuro mejor. «Sabemos hacer muchas cosas. Uno es fontanero, el otro es electricista... pero no tenemos papeles y así es muy difícil encontrar trabajo», comenta el de trato más cercano mientras un compañero suyo frunce el ceño. Apunta que ha conseguido algún «trabajillo» por días como quemar rastrojos en una zona de cultivo, pero nunca una ocupación estable. Y ya lleva seis años en tierras valencianas, a las que llegó procedente del País Vasco. «Hemos ido al ayuntamiento, hemos hablado con ONG, pero nadie nos ayuda. Cruz Roja vino al inicio de la pandemia y nos trajo alimentos. Nunca supimos nada más», explican.

Hasta 7.000 viviendas

Tulell está considerado como el sector de mayor expansión urbanística de Alzira. Ocupa 422.000 m2 y en los años del «boom» se llegó a estimar la construcción de hasta 7.000 viviendas, con una torre de 30 alturas y nueve de entre 20 y 25. Los equipamientos públicos sí se hicieron. La mayoría de las promociones privadas, no.

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