«Hoy en día es más rentable la energía solar que la convencional». El alcireño Pedro Domínguez predica con su ejemplo. Paga ocho euros, que sumados a los impuestos elevan la factura de la luz a 18 euros mensuales. Hace dos años instaló placas solares en el tejado de su vivienda y hace diez empezó el proceso de ahorro energético cuando reformó la casa. Desde 2013 es cliente de la cooperativa catalana de renovables Som Energia.
Domínguez ha utilizado diferentes estrategias para reducir el consumo de energía. Según relata, es importante instalar ventanales de doble vidrio por donde pase luz natural, para generar un buen aislamiento, y que las habitaciones más frecuentadas tengan ventanas grandes. También recomienda tener plantas abundantes en terrazas o balcones que suavizan la temperatura y contribuyen a ahorrar en climatización.
Secar la ropa al sol para evitar la secadora y elegir electrodomésticos eficientes y duraderos, son otros detalles que pueden influir en el ahorro energético. «Lógicamente hace falta una cierta adaptación y utilizar los electrodomésticos en las horas más potentes de sol. Siempre que se pueda, es mejor ducharse por la tarde o lavar la ropa a media mañana», recomienda.
«Vivimos en el país del sol»
Domínguez es un conocido activista de la comarca. Portavoz de la plataforma La Ribera en Bici – Ecologistes en Acció, su compromiso en la lucha contra el cambio climático le ha llevado a ser educador en salud ambiental. El veterano ecologista insta a sus convecinos a apostar por el autoconsumo: «Vivimos en el país del sol. Con este sistema, se ahorra mucho más y, además, el impacto ambiental se reduce a cero».
El cambio a las energías renovables supuso para Domínguez una inversión que amortizó en una horquilla de entre tres y cinco años. El proceso de conversión empezó poco a poco. Primero, hace una década, con la instalación de un módulo solar en el techo de la casa para generar agua caliente. Después añadió cuatro metros cuadrados de placas fotovoltaicas en el mismo tejado que le generan la mitad de la electricidad que consume.
Domínguez reconoce que la ciudadanía valora mucho la cuestión de ahorro económico. Pero también advierte que hay una responsabilidad social que debe abordarse: «Es un crimen lo que estamos haciendo con el planeta; hay que reducir el consumo eléctrico, que genera residuos radiactivos y gases que ocasionan daños irreparables en el ecosistema. ¿Qué herencia dejaremos a los que vengan detrás?»
Con la vista puesta en las comunidades de vecinos, Domínguez propone: «Los edificios de pisos pueden tener autoabastecerse si el vecindario se pone de acuerdo, al menos para generar lo que consumen de luz de la escala y el ascensor». Él apuesta por el autoconsumo comunitario. «Si no, las grandes compañías eléctricas instalan parques fotovoltaicos en campos y montañas, destruyendo el territorio», defiende.
El recibo de la luz, al límite
El cambio de tarifa en la factura de la luz disparó la cifra del recibo. Ante una subida histórica, el mes pasado el gobierno español redujó un 10% el IVA de la electricidad para abaratarla después de un estira y afloja entre los miembros del Consejo de Ministros.
Con el precio de la luz desbocado, crecen las voces que reclaman una intervención directa del Estado para evitar los abusos en el precio de la luz. Pero sobre todo, una reformulación del sistema de energía. Con todo, contrarestar el poder de las grandes compañías eléctricas no será tarea fácil. Durante junio y julio ha ascendido a niveles históricos.
Para hoy miércoles, según la previsión del Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE), el precio descenderá un 10,5% respecto al de ayer, un poco más de 84 euros el megavatio por hora. Sin embargo, sigue siendo exponencialmente más alto que el registrado en año anteriores.
