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Una investigación histórica compendia siete siglos de tradición musical en Alzira

Vicent Alonso reúne en un libro editado por el ayuntamiento el legado de la música en la capital de La Ribera Alta desde la Edad Media

El filólogo Vicent Alonso en la presentación del libro en La Gallera. | PERALES IBORRA

La música define el carácter de los pueblos. A lo largo de los siglos, se ha transformado en un instrumento de expresión humana imbatible, que va mutando en forma de estilos y géneros. Desde ahora, Alzira ya cuenta con la historia de su música.

El filólogo y ex archivero municipal Vicent Alonso presentó anoche en La Gallera ‘Aproximació a la música polifònica a Alzira’, un libro de 279 páginas editado por el ayuntamiento que recoge toda la información desde el inicio del siglo XIV hasta la actualidad. En el acto han participado el párroco Enrique Masià y el cronista de la ciudad Aureliano Lairón.

El trabajo parte de una investigación empezada en los años 80, cuando Alonso estuvo a cargo del Archivo Municipal. El autor aprovechó el encierro de la pandemia para organizar y escribir el libro que recoge todas las manifestaciones musicales que ha vislumbrado la «Illa del Xúquer» desde que hay memoria escrita.

La obra combina los comentarios y contextualizaciones del autor con la transcripción de documentos históricos. Unos escritos que, según el investigador, no son fáciles de leer: «Son las actas, escritas en valenciano antiguo, del ayuntamiento. En ellas se recogen los acuerdos del Jurat de la Vila sobre las dos ‘Capelles de Música’ de la ciudad», explica.

De la Iglesia a la calle

La producción y difusión de la música durante la Edad Media tiene un escenario principal: las iglesias y los conventos, al servicio de la liturgia cristiana. Pero el cuarto arte también estaba presente en otros estadios de la sociedad. La nobleza, que amenizaba sus veladas con los trovadores y los juglares; y la música popular, vinculada a la fiesta de calle.

«Los maestros de Capella eran los encargados de instruir a los niños en la música y tenían la obligación de acogerlos bajo su tutela, incluso dándoles casa y comida», reseña Alonso. Sin embargo, fruto de un machismo ancestral, las niñas fueron vetadas del coro eclesiástico hasta prácticamente bien entrado el siglo XX.

Las bandas irrumpen entre los siglos XVIII y XIX como signo de modernidad

A medida que avanza la historia, la música se populariza y toma protagonismo en las calles. Es lo que sucedió con el nacimiento de las primeras bandas de música de la ciudad.

Estas agrupaciones aparecen, según ha documentado Alonso, entre finales del siglo XVIII y el XIX, basándose en un modelo militar que acabará evolucionando al civil al compás de los avances históricos. «En ese momento, muchos músicos abandonan las capillas de la Iglesia para enrolarse en las bandas de música del pueblo, símbolo de modernidad», explica el filólogo.

El éxito actual del asociacionismo musical alcireño, tanto por su volumen como por su calidad, se explica en parte por la larga tradición que ha documentado Alonso en su obra. «Las bandas de música, como las fallas, son iniciativas populares que han perdurado gracias al empeño de la gente», finiquita.

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