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La vacunación que puso a Alzira en la historia de la medicina

El cofundador del célebre Instituto Pasteur agradeció en 1919 la predisposición de la ciudad a recibir las dosis elaboradas por el Doctor Ferran contra la tuberculosis a través de una carta

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Alzira fue durante finales del sio XIX y principios del XX una ciudad pionera en la erradicación de enfermedades. Hasta en dos ocasiones sirvió de cobaya humana para probar las vacunas del investigador Jaume Ferran Clúa, una contra el cólera y otra contra la tuberculosis. La colaboración de la capital ribereña se mereció, incluso, la felicitación del célebre Instituto Pasteur a través de una carta cuyo contenido, más de un siglo después, todavía se conserva.

La vacunación que puso a Alzira en la historia de la medicina

Se trata de un documento poco conocido que llegó a manos del químico e historiador de la fotografía catalán Salvador Tió a través de una copia durante su documentación sobre Innocent Paulí, estrecho colaborador de Ferran. La misiva la firma el doctor Pierre Paul Émile Roux, cofundador del Insituto Pasteur y colega del propio Louis Pasteur, y vendría a decir lo siguiente: «Al señor Bernard Linarès, alcalde de Alcira (Valencia). Agradezco vuestra comunicación y felicito a la población de Alcira y a usted. También al espíritu de iniciativa que ha prestado a esta gran experiencia. realizada por su ilustre compatriota el Dr. Ferran. Me suscribo al completo éxito y le deseo vivamente que el 24 de julio de 1919 marque una fecha memorable en la lucha contra la tuberculosis». El documento está fechado tan solo un día después.

La sociedad actual se encuentra inmersa, en estos momentos, en un periodo histórico que fácilmente se podrá comparar con aquella época. Una vacunación masiva para frenar una enfermedad con la capacidad de acabar con la vida de millones de personas. Algo que, seguramente, no sería posible sin el trabajo realizado por el doctor Ferran en Alzira.

El médico catalán elaboró la vacuna contra el cólera en 1884, cuando tenía 33 años. Para ello, estudió el descubrimiento del bacilo que provocaba la tuberculosis que realizó el alemán Robert Koch (que recibió el Premio Nobel por este hallazgo, un reconocimiento que no alcanzaría, sin embargo, Ferran). En los meses previos a la fabricación de su remedio, realizó mil probaturas en animales hasta que formuló un remedio que él mismo se inoculó. Pese a ingerir vía oral los cultivos realizados con el bacilo causante del cólera, no enfermó. Tampoco lo hicieron Paulí ni sus familiares y amigos.

Solo un 0,13 % de defunciones

La epidemia se encontraba en una fase en la que generaba una gran alarma social. Pero la coyuntura política de la época invitaba al escepticismo. Y es que, en aquellos años, hablar de vacunas contra enfermedades en la especie humana era poco más que una majadería. Sin embargo, al año siguiente, Ferran visitaría Alzira por primera vez. La ciudad se vio afectada por la enfermedad entre marzo y septiembre, tal y como apunta el cronista Aureliano Lairón. Fue un 24 de abril cuando se inició la vacunación en la vila de Alzira. Los registros posteriores corroborarían la eficacia del suero elaborado por el célebre doctor. La ciudad contaba con un censo aproximado de 16.000 personas, de las que se vacunaron 11.000. Tan solo quince perdieron la vida por el cólera, es decir, el 0,13 %. En contraposición, de los cinco mil restantes, 216 fallecieron por culpa de la epidemia. Con todo, hubo que esperar a las vacunaciones masivas de los ejércitos que participaron en la Primera Guerra Mundial para obtener el reconocimiento internacional que merecía. Las disputas políticas de la época sobre la inoculación costaron, según algunas fuentes, alrededor de 150.000 vidas solo en el estado español. Su fórmula se utilizó hasta 1970.

Precisamente, tras el conflicto bélico más importante del continente (hasta ese momento) Ferran regresó a Alzira. La ciudad reclamó a Ferran que repitiera el proceso realizado con el cólera también con la tuberculosis, la segunda de las grandes investigaciones realizadas por el doctor. La enfermedad se había cobrado ya numerosas vidas en una época de penurias. De ese modo, acudió de nuevo a la ciudad, donde estableció dos puntos de inoculación. uno en el Hospital de Santa Lucía y un segundo en las Escuelas Pías.

Junto a médicos locales y otros colaboradores, se administraron nuevamente más de diez mil dosis de su vacuna. Tras la campaña, el consistorio nombró al doctor Ferran hijo adoptivo de la ciudad, que recibió el reconocimiento del Instituto Pasteur por su colaboración en la lucha contra la enfermedad.

Vanguardia sanitaria. Alzira fue pionera en el mundo de la medicina hace más de cien años. 1 El doctor Ferran durante la vacunación contra el cólera en las Escuelas Pías. 2 Carta que en la que el Instituto Pasteur felicita a Alzira en julio de 1919. F

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