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Conciertos con distancia en las fiestas de Alzira

San Bernat reunió el fin de semana a La Oreja de Van Gogh, La Fúmiga y Samantha bajo la luz de la luna con todas las exigencias sanitarias

Los asistentes de los conciertos, en sus asientos asignados y con mascarilla, como indicaban las medidas de seguridad | EMMA SANCHIS

La luz de luna iluminó el pasado fin de semana el recinto ferial de Alzira, donde la música retomó el control de las fiestas de San Bernat. Los conciertos permanecieron fieles a la programación que tuvo que suspenderse hace un año por la pandemia: La Fúmiga y La Oreja de Van Gogh y la cantante Samantha. En una semana de riesgo máximo por coronavirus, se mantuvieron los conciertos, pero sentados, con toma de temperatura, gel y mascarilla.

El público del sábado al final del concierto de La Fúmiga | EMMA SANCHIS

Con el cierre del bar y la prohibición de beber, se suponía un bullicio menor al habitual. Sin embargo, las ganas de música propiciaron un ambiente abrumador para aquellos que no sentían la cultura desde antes de la pandemia. Por megafonía se dictaban las medidas: permanecer en el asiento, respetar los de seguridad y mantener la mascarilla.

El recinto se llenó hasta completar el aforo y dar paso a la primera actuación del viernes: Samantha. La artista sufrió multitud de problemas técnicos, o no tan técnicos, y se sirvió de todos ellos para introducir sus canciones. Aseguró que la vida «es muy cabrona» para introducir «Cabrona de mí», canción de su antiguo grupo, Cactus, que participó en una de las sorpresas de la noche. Los valencianos aparecieron al final para unirse a su exvocalista.

A las 23 horas, la noche cambió de rumbo y pasó a ser de La Fúmiga. El grupo agradeció a La Ribera por ser siempre su apuesta y afirmó que era un «placer volver a casa». Ellos no tuvieron que recordar las medidas porque «ya se respetaban». Así que, destacaron el compromiso de los asistentes y aprovecharon para manifestar: «No podemos escuchar a los que no quieren cultura, nunca la han querido». Y recalcaron que es más seguro un concierto de esas características que muchos otro lugares de ocio. Un integrante recordó que «en casa» no habían conciertos de música en valenciano y reclamó «vivir sin complejos, nuestra lengua es la mas bonita del mundo y nuestras música todavía más». Al final, terminaron con su famosa canción «Mediterrània», al grito de: «No olvidéis nunca que somos la mediterrània». La noche terminó con un excelso castillo de fuegos artificiales donde resultó difícil mantener la distancia interpersonal.

El sábado or la noche se zanjó San Bernat con el concierto de la Oreja de Van Gogh. A diferencia del viernes, no sobraron asientos, lo que contribuyó a un entorno íntimo idóneo para algunos de los mejores éxitos de la banda. Leire Martínez, vocalista del grupo, expresó que poco a poco se irá «recuperando la normalidad, pero de momento queremos pasarlo bien». La cantante agradeció poder estar en Alzira y quiso dedicar canciones al amor, a la memoria histórica y a la vida.

Al final, se creó un momento «impactante y mágico» cuando Martínez cantó a pleno pulmón «Jueves». Las linternas de todos los móviles se encendieron y, en la oscuridad del momento, el horizonte se llenó de estrellas.

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