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El hongo del mildiu reducirá hasta un 20% de la producción de uva

Agricultores de Turís y técnicos coinciden en que las lluvias y la sucesión de días húmedos durante la primavera se han traducido en un «ataque sin precedentes» que ha dañado la cosecha

Un campo vitícola de Turís, afectado por el hongo mildiu, que daña las hojas y la uva. | RAFA PUCHADES

La cosecha de uva en Turís se verá este año resentida por la aparición del hongo del mildiu, que mermará la producción entre un 15 y un 20 %. Aunque la enfermedad de la vid se da por controlada, son muchos los agricultores que se verán afectados por la pérdida de granos o por el sobrecoste realizado para su protección.

El escenario ha sido prácticamente perfecto para su proliferación. El mildiu aparece tras una primavera marcada por las lluvias y, sobre todo, por la humedad. «Este hongo se aprovecha también de las temperaturas suaves», expone el enólogo Joan Picó, de la Baronía de Turís, que prosigue: «Al suceder en primavera, es cuando la vid brota y es muy tierna, formada por una cantidad elevada de agua, por lo que ese exceso de humedad es el caldo de cultivo perfecto para su aparición».

El hongo puede aparecer en el fruto, en la hoja o en ambos. En el primero de los casos, «se forma como una mancha de aceite, que la acaba necrosando; esto impide a la planta trabajar correctamente, por lo que se ve afectada y puede provocar una maduración peor». «Se ha reducido el porcentaje de cuajado y, por tanto, el número de granos. Su aparición se ha producido en una etapa muy primeriza, en la que apenas tiene caldo y se está produciendo el azúcar. Aunque si hubiera sido en agosto, seguramente habría sido peor», detalla Picó. Si ataca al grano de uva, simplemente acaba con él, pero el resto de la vid se puede salvar. «Afortunadamente, el ataque a hojas ha sido minoritario», añade.

Variedades más afectadas

Picó, los técnicos de la conselleria de Agricultura y los agricultores afectados coinciden en que ha sido «un ataque muy agresivo, ya que no se había visto nunca uno como este».

Afortunadamente, el hongo se da por controlado debido al incremento de las temperaturas. «Los días de poniente de julio han ayudado a frenar su avance», apunta Picó al respecto. Con todo, sus consecuencias se plasmarán en la próxima campaña vitícola. «Hay variedades que son más sensibles que otras, es el caso de las negras y moscatel, que son las que se han visto más afectadas; el tempranillo, en menor medida. Aunque la cifra puede variar, seguramente se haya perdido entre el 15 y el 20 % de la cosecha», estima el enólogo de la Baronía. Si bien es cierto que todavía queda, aproximadamente, un mes para que concluya el proceso de producción, se confía en que la climatología no perjudique más a los sufridos agricultores.

Campaña con retraso

La campaña de este año estará, por tanto, marcada por los efectos de la climatología primaveral. La cosecha llega con un cierto retraso, aunque se confía en recuperar plazos. «Puede que al haber menos uva, el proceso de maduración sea más rápido y se compensen unas cosas con otras. Aquí, normalmente, iniciamos la vendimia sobre el 23 de agosto como muy pronto pero nunca más darte del 6 de septiembre, unos plazos en los que entraremos, seguro», indica Picó.

La preocupación de muchos productores se centra ahora en la rentabilidad de la uva. Ahí entran en liza múltiples factores. El primero de ellos es una tendencia que, desde luego, no les favorece. Los propios agricultores destacan que, últimamente, el precio del vino se mueve en cifras muy bajas. La merma de la cosecha podría compensar esta circunstancia ya que, al reducirse el producto, su valor aumentaría ya que la calidad del fruto no se habría visto afectada. Con todo, más de uno tendrá la sensación de que el sobrecoste realizado para frenar el hongo a través de productos fitosanitarios difícilmente dejará margen para obtener beneficios.

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