En los ríos concurren tantos peligros como en el mar. Las corrientes y los remolinos que se forman propician los principales riesgos a los que se exponen los bañistas, que a menudo acarrean fatales consecuencias. Un joven murió el pasado domingo de un corte de digestión en l’Esgoletja de Sumacàrcer, convirtiéndose en la segunda víctima de ahogamiento en la Ribera durante este verano. Los alcaldes de Sumacàrcer y Antella, que alberga la frecuentada «Assut», piden extremar las precauciones.
«L’illa de l’Esgoletja» es un lugar peligroso, advierte el alcalde de Sumacàrcer, David Pons. «No podemos prohibir el baño, pero sí pedimos a los usuarios que hagan un uso responsable. Ante un río, más aún cuando trae un caudal importante como ahora, hay que ir con precaución», espeta. Por su parte, el alcalde en funciones de Antella, Antonio Juan, señala las zonas próximas a las compuertas de l’Assut como las más peligrosas del paraje natural. «Son los engullidores que regulan el agua que nace en la acequia Real, uno de los tramos más peligrosos», advierte. Más allá de las caídas mortales y los tramos que concentran altos flujos de corrientes fluviales, el primer edil advierte de que los cortes de digestión son «frecuentes en el pueblo». «El agua del río es especialmente fría, por lo que no hay que entrar de golpe para evitar las reacciones adversas a los cambios bruscos de temperatura», aconseja.
El último fallecido
Un hombre de 33 años falleció ahogado el pasado domingo en el río Xúquer a su paso por Sumacàrcer, según precisó el Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU) y la Conselleria de Sanitat. El suceso ocurrió sobre las 14 horas en la Platja de l’Esgoletja, según indicaron fuentes municipales, que también concretaron que el hombre había sufrido un corte de digestión cuando estaba en el agua. Efectivos de la Policía Local, el SAMU, los bomberos y la Guardia Civil se desplazaron hasta el paraje, donde e domingo se congregaban numerosas personas al tratarse de una zona turística.
Algunos usuarios vislumbraron el cuerpo de un hombre bajando por el río. Un joven aficionado al buceo acudió a su rescate. Con la ayuda de otros bañistas, consiguieron sacarlo del agua. Posteriormente, una turista que trabaja en la sanidad asistió a la víctima practicándole maniobras de reanimación hasta la llegada de los servicios de emergencia. «No pinta bien», comentaron los bomberos al marcharse del paraje. Acudieron pero abandonaron el lugar al no requerir su ayuda.
Algunos visitantes, con sus flotadores bajo brazo, esperaban darse un chapuzón dominical en un día especialmente cálido. Pero se encontraron las puertas de la playa fluvial cerradas. Los vigilantes que controlan el aforo impedían cualquier acceso al recinto. «El control para evitar masificaciones ayudó a que el SAMU llegase hasta el borde del río; sin él hubiese sido imposible acceder ante la cantidad de coches que suelen amontonarse», se congratula el alcalde, David Pons. Rápidamente las autoridades desalojaron el interior del recinto para facilitar la labor de los sanitarios ante la muchedumbre y la presencia de menores. Los médicos, a pesar de los intentos por revivir a la víctima, confirmaron su defunción.
El joven se lanzó desde una zona situada más arriba de la zona recreativa y el río lo arrastró hasta un peligroso remolino cuya corriente hundió el cuerpo. Según detalla Pons, la víctima llegó inconsciente hasta ese punto. «No murió por ahogamiento sino por un corte de digestión», confirma.
Es la segunda persona que muere ahogada en la Ribera en lo que llevamos de año. El pasado 11 de julio falleció un hombre de 73 años en la playa del Dosel de Cullera. L’Esgoletja de Sumacàrcer y l’Assut de Antella son las playas del interior de la comarca más transitadas. Si bien el porcentaje de muertos es bajo, cada año se registran abundantes accidentes en ambos enclaves fluviales.
