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Los cazadores «apuntan» contra la macroplanta fotovoltaica de Catadau

El club Matamón muestra su preocupación por el proyecto de 200 ha que reducirá el coto un 15 % y destruirá comederos, puntos de agua y siembras

Cazadores del club Matamón de Catadau rellenan uno de los comederos del monte. | LEVANTE-EMV

El Club de Cazadores Matamón de Catadau ha expresado su preocupación por el proyecto de construcción de una planta fotovoltaica sobre una superficie de 200 hectáreas en un enclave que se encuentra en plena recuperación tras los incendios sufridos en junio de 2012, ya que, advierte, «se traduciría en una importante reducción del acotado y masa forestal del término municipal de aproximadamente un 15 %, a lo que habría que añadir las respectivas distancias de seguridad marcadas para poder ejercer la actividad cinegética».

«Dentro de este porcentaje se encuentran algunos de los terrenos dedicados por el club de cazadores a la realización de las siembras y están ubicados la mayoría de los puntos de abastecimiento de agua, aljibes y comederos, por lo que todo el trabajo realizado estos años se vería anulado y habría que buscar nuevas ubicaciones donde empezar desde cero», indican en un comunicado.

El Ayuntamiento de Catadau mostró su conformidad en el pleno de julio a la ocupación de monte público por un proyecto de central fotovoltaica que inicialmente abarcaba 230 hectáreas, aunque tras la reducción de potencia se ha ajustado a cerca de 200, y que deberá recabar la autorización del Gobierno central.

Los cazadores convocarán una junta extraordinaria para informar y consultar a los socios el posicionamiento de la entidad ante el proyecto en el coto que gestionan «desde hace décadas», aunque no ocultan su preocupación por cómo afectará al trabajo que han venido realizando y por el impacto en el medio ambiente.

El Club de Cazadores Matamón cuenta con más de 90 socios activos, que aportan las oportunas cuotas. La entidad invierte el dinero en la mejora del hábitat del acotado, «una labor silenciosa que los cazadores realizan de manera altruista en beneficio del monte valenciano», destaca la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, que cita entre algunas de estas tareas para la conservación del entorno natural el aprovisionamiento de puntos de agua y comida para la fauna autóctona, principalmente durante el verano, la reparación de caminos, repoblación de especies, recuperación de aljibes deteriorados, sembrado de cereales, desbroces y el control de predadores.

Por último, los cazadores lamentan las declaraciones realizadas desde el ayuntamiento, señalando al colectivo como los principales depredadores de las especies más comunes de la zona. «Los cazadores realizan una gestión ordenada para mantener las poblaciones en estado óptimo. De todas las especies que encuentran refugio en la zona solo una minoría son consideradas especies cinegéticas, siendo los cazadores, con diferencia, el colectivo que más aporta a la conservación del monte público y a la fauna existente, asumiendo la carga económica que ello conlleva», destacan.

La federación valenciana de caza, con 40.000 socios, alerta de las consecuencias de la sobrepoblación, que no sólo provoca daños agrícolas, también accidentes de tráfico, junto al riesgo de enfermedades de transmisión animal. «Todo ello sumado a innumerables daños a las infraestructuras, a la flora y fauna autóctonas, que alteran el ecosistema».

Los cazadores también alertan de que muchas variedades de la flora autóctona se verán afectadas «con el consiguiente riesgo que supone para el equilibrio de los ecosistemas».

Así, sostienen que en la zona del proyecto predominan los matorrales de especies con mayor capacidad para resistir el paso del fuego -especies pirófitas y rebrotadoras- como la aliaga (Ulex parviflorus), la coscoja (Quercus coccifera), el romero (Rosmarinus officinalis), el brezo (Erica multiflora) o el palmito (Chamaerops humilis). Además, en determinadas localizaciones apuntan que hay regeneración natural de pino carrasco (Pinus halepensis) y dispersas entre los matorrales, hay matas de carrasca (Quercus rotundifolia) o que son también abundantes las hierbas aromáticas y medicinales, como tomillos (Thymus vulgaris y Thymus pipperella), ajedrea (Satureja montana), espliego (Lavandula latifolia), manzanilla amarga (Santolina chamaecyparissus), Teucrium spp, incluso es posible encontrar fresno de flor (Fraxinus ornus), arbusto endémico de la Comunitat Valenciana.

En cuanto al desarrollo de la fauna, señalan que en esa zona y alrededores, encuentran refugio multitud de aves como la perdiz roja, el faisán, el mochuelo, el cuco, y grandes rapaces como el búho real, el águila-azor perdicera y la culebrera europea. También, mamíferos como la comadreja, la garduña, la jineta, el tejón, el zorro, el jabalí, la cabra montesa, el conejo o la liebre y reptiles como el lagarto ocelado, la culebra bastarda o la lagartija cenicienta, así como algunos anfibios como el sapo corredor que acude a las charcas de las ramblas para completar su ciclo biológico.

Una zona de perdices, faisanes, mochuelos y cucos

Una flora marcada por la presencia de especies con mayor capacidad para resistir posibles incendios

Pascual fandos. alzira

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