Turís cerró el domingo el ciclo fallero que la eclosión del coronavirus interrumpió de forma abrupta en marzo de 2020 tras vivir durante el fin de semana unas fallas diferentes, pero con la misma pasión que siempre.

La ofrenda más rápida de la historia, al no haber fallas invitadas, propició que en poco más de media hora se confeccionara el tapiz de flores. La «cremà» del domingo dio paso a las fallas de 2022.