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La crisis interna obliga a suspender un concierto de la banda de Alzira

La Societat Musical no participa en los actos de la Mare de Déu del Lluch a petición del ayuntamiento

El serial en la que se ha convertido la crisis interna de la Societat Musical de Alzira suma un nuevo capítulo. Y todo apunta a que no será el último, ni mucho menos. En esta ocasión, es el ayuntamiento el que ha impedido que una de sus bandas realice un concierto. La agrupación Ibn Jafadja tenía previsto tomar parte de los actos festivos en honor de la patrona de la ciudad, la Mare de Déu del Lluch, pero no ocurrió. La audición fue anulada.

Según ha podido saber Levante-EMV, el consistorio ha decidido intervenir en la batalla que desgasta y divide, a partes iguales, a una entidad cultural de renombre, como es la Societat Musical. Aunque sin mediar directamente en el conflicto. En concreto, el ayuntamiento envió una carta a la directiva en la que, en resumidas cuentas, se le pedía que no participara en los actos programados con motivo de los festejos de la patrona. La mencionada agrupación debía comparecer el sábado en la avenida Josep Pau para ofrecer un concierto. No obstante, tras la misiva municipal, éste se suspendió. A entender del consistorio, no era el momento más apropiado.

Hace un par de semanas, un grupo de más de ochenta músicos se negó a participar en ninguna actuación en representación de la sociedad hasta que la junta convocase una asamblea para dar impulso a un nuevo proceso electoral. Aunque la banda Ibn Jafadja podría haber realizado el concierto pese a las bajas, el consistorio consideró que sin él se evitarían posibles disputas entre los grupos enfrentados (los que se niegan a actuar como mecanismo de presión o protesta y los que pensaban acudir).

El movimiento del consistorio no ha sentado nada bien en el seno de la junta directiva, aunque el presidente de la sociedad, Camilo Mascarell, se negó nuevamente ayer a hablar al ser preguntado por este periódico. Con todo, el ayuntamiento tiene previsto que el concierto, pese a estar vinculado a una festividad fija en el calendario, se realice en el futuro cuando la crisis se dé por solventada y haya desaparecido el ambiente de crispación que se vive en la entidad.

No será fácil, sin embargo, superar este escollo. Las dos posturas se encuentran en un puntos tan diametralmente opuestos que la relación parece irreconciliable. Pese a los diversos intentos por convocar un nuevo proceso electoral (primero una recogida de firmas que la directiva invalidó por considerar que algunas eran fraudulentas y luego la renuncia a tocar en conciertos), la búsqueda de consensos no parece hoy más cerca que ayer.

Aunque la junta no se ha pronunciado públicamente al respecto, salta a la vista que no tiene intención de ceder a las presiones del sector crítico. De haber querido dejar su destino en manos de la asamblea, lo habría hecho antes de que lo que nació como una pequeña chispa se acabase convirtiendo en todo un incendio.

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