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El gobierno de Carcaixent ve temeraria la bajada de impuestos

Salom emplaza a presentar una moción de censura

El a lcalde, Paco Salom. | L-EMV

«Estamos entrando en una espiral muy peligrosa porque se proponen rebajas de tasas e impuestos y, simultáneamente, más y mejores servicios, subvenciones más altas para colectivos locales, más inversiones con obras que ni siquiera son de competencia municipal». La advertencia la realizó el concejal de Hacienda en el Ayuntamiento de Carcaixent, Vicent Lluís Roca (Compromís), durante el pleno que aprobó a propuesta de los grupos de la oposición una rebaja del 50 % en la tasa por montar puestos en el mercado ambulante y, por otro lado, aplicar las máximas bonificaciones posibles en el nuevo impuesto de plusvalías. El edil valoró incluso como «un poco temerario» que se planteara esta última propuesta sin realizar previamente un cálculo de lo que representa. Ambos acuerdos, no obstante, se aprobaron con el voto unánime de todos los grupos.

El concejal Juan Albert. | L-EMV

El populismo y sus consecuencias

La coalición de gobierno (Compromís-PSOE) está en minoría desde que el edil Juan Albert renunciara a sus competencias hace año y medio y, consciente de que tenía perdida la votación, optó por respaldar ambas propuestas. «Se ha llegado a un punto en el que se juega al populismo y en el que no vamos a ser siempre los malos de forma inútil. Aquí lo importante es tumbar al que está y luego ya veremos. El populismo tiene consecuencias y aunque puede que a la larga su estrategia electoralista tenga resultado, se están tirando tierra a los ojos porque se está minando toda la estructura del ayuntamiento», señaló el alcalde, Paco Salom, en declaraciones a Levante-EMV mientras emplazaba de nuevo a la oposición a presentar una moción de censura y aplicar directamente sus propuestas si considera que son las más convenientes.

Política de «tierra quemada»

Salom recordó que las cuentas municipales ya vienen condicionadas por la sentencia que anuló la subida del IBI, que representa una merma de 1,2 millones de euros en los ingresos estimados tanto para este año como para el próximo, y no dudó en señalar que seguir planteando reducciones de impuestos conlleva una política de «tierra quemada». «No hay una visión de estado o estratégica, puede que a la larga tumben al actual gobierno, pero se ha perdido el sentido común en una estrategia pura y dura de electoralismo y lo primero que tendrá que hacer el gobierno que resulte elegido en las elecciones de 2023 será subir los impuestos», auguró Salom, mientras recordaba que solo con el impacto de la sentencia del IBI «ya no vamos a poder pagar todo lo que tenemos encima de la mesa».

El concejal no adscrito Juan Albert -concurrió a los comicios en la lista de Ciudadanos, grupo que abandonó al pactar su entrada en un gobierno del que ya no forma parte- no se ha mostrado especialmente combativo con sus antiguos socios desde que renunciara a sus delegaciones, pero en el último pleno ordinario se alineó con la oposición en propuestas de carácter político -como las aprobadas en defensa de la identidad del pueblo valenciano o del Estatut d’Autonomía y en contra del término Països Catalans-, pero también en las dos que planteaban rebajas fiscales, lo que evidenció la situación de debilidad del equipo de gobierno.

El PP había planteado una rebaja de la tasa por venta no sedentaria para compensar las pérdidas que han sufrido los vendedores por la pandemia y tras señalar que en Carcaixent se paga posiblemente la tasa más alta de toda la provincia, mientras que toda la oposición secundaba la propuesta de adaptar a la baja el nuevo impuesto de plusvalía.

Ajuste inevitable

El concejal de Hacienda fue el encargado de alertar en el pleno de las consecuencias de estas decisiones. «No tenemos ningún problema en estudiar la reducción de la tasa, pero hay que advertir que implicará una rebaja de ingresos que se traducirá en una reducción de gastos, y ya veremos si ahí nos ponemos de acuerdo», indicó Vicent Lluís sobre la tasa del mercado ambulante, mientras defendía que el ayuntamiento no hace negocio ya que la tasa, por definición, se aplica para cubrir el coste de un servicio y recordaba que el actual gobierno ya redujo en 2016 un 20 % la tasa que aplicaba el ayuntamiento en la época del PP. En el caso de la plusvalía, incidió en el mensaje. «Tengamos unas miras que vayan más allá de los resultados electorales porque a corto o medio plazo, quien gobierne en las próximas legislaturas, se verá en la tesitura de tener que aprobar nuevos planes de ajuste o adaptar forzosamente los servicios a la realidad financiera del ayuntamiento, algo que muchas veces se nos olvida», indicó.

Paco Salom incidió en que «no podemos cortarnos las venas» y que si bien la sentencia del IBI obliga, los acuerdos adoptados instan a estudiar las rebajas, y dan un margen mayor para actuar «desde la responsabilidad».

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