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La tortuga autóctona recupera su hábitat en el cauce del Magro

La última campaña de control en el Marquesat censa el mayor volumen de ejemplares en cuatro años al ampliar la zona de estudio, pero también detecta la cifra más alta de galápagos exóticos

Un voluntario extrae una tortuga invasora de una de las trampas ubicadas en el Magro. | GAMM

La campaña de seguimiento de la población de tortuga ibérica (Mauremys leprosa) que el proyecto Emys de Acció Ecologista Agró realiza en el río Magro gracias a la colaboración del Grup d’Acció Mediambiental del Marquesat, el Grup Aventurer de Carlet y el voluntariado ambiental de Llombai, ha censado este año más ejemplares de esta tortuga autóctona que nunca tras ampliar la zona de prospecciones a un recodo de aguas tranquilas que se localiza en Alfarp, pero también el volumen de galápagos exóticos que caen en las mismas trampas. El proyecto Emys ha censado en cuatro años 59 tortugas autóctonas en el entorno de l’Assut Vell, que se localiza entre Catadau y Alfarp, 25 de ellas en la última campaña coordinada por el GAMM, mientras que ha retirado del río 35 ejemplares de especies invasoras, mayoritariamente galápagos de Florida (Trahemys scripta), de los que once corresponden a las últimas prospecciones.

El biólogo Matthieu Lassalle, responsable del programa de Acció Ecologista Acció, explicó ayer que si bien resulta difícil afirmar con rigor científico que la tortuga autóctona recupera su espacio, es indudable que la progresiva retirada de ejemplares de especies invasoras favorece la recuperación de la «Mauremys leprosa», con la que compiten por el alimento y por las zonas de sol, una exposición diaria que estos reptiles de sangre fría precisan por su propio metabolismo.

«El galápago exótico tiene una estrategia reproductora mucho más adaptada porque en lugar de criar una vez al año como la autóctona, puede hacerlo dos o tres veces; el número de huevos que pone es superior y, además, cría antes, por lo que se hace con el espacio, y tiene un comportamiento mucho más agresivo que acaba por arrinconar a la autóctona», explica.

El biólogo de Agró señala que una mayor presencia de tortugas no es indicador que determine que haya mejorado la calidad de las aguas del Magro ya que, según expone, a diferencia de otros seres vivos como macroinvertebradores o las aves, el galápago está allí donde tiene comida y espacio para sus baños de sol. «He visto galápagos a la salida del agua de depuradoras», apunta Matthieu Lassalle, mientras comenta que este trabajo de muestreo permite realizar una fotografía del río y analizar la proporción entre especies autóctonas y exóticas. «El Magro no es un río que está muy invadido por el galápago de Florida», concluye.

El Grup d’Acció Mediambiental del Maquesat impulsa desde 2018 una campaña anual de control de la población de tortugas autóctonas con la instalación de trampas en diferentes puntos del río, que permiten a su vez retirar las exóticas que se detectan. Este año, además, se puso una trampa unos 300 metros aguas arriba, que ha permitido aumentar el volumen de tortugas censadas, y se amplió la campaña en un tramo del río en Llombai, si en este punto no se recogió ninguna tortuga.

«No hay un crecimiento exponencial, pero sí cada vez hay más tortugas autóctonas, aunque son muchos los factores que influyen en que aparezcan en las trampas», confirman fuentes del GAMM, que advierten de la necesidad de concienciar a la población de que no se puede tirar el río una tortuga que se ha tenido en casa. «Igual que no se puede abandonar una mascota, no se puede tirar al río porque ya no la quieras, esas tortugas no son autótconas», señalan. Las 25 tortugas autóctonas censadas este año triplican las ocho que se detectaron el año pasado y superan ampliamente las 13 con las que en 2019 se marcó el registro más alto. Por lo que respecta a las invasoras, el año pasado solo se retiraron tres y cinco en cada uno de los dos años anteriores. En 2021 han sido once.

Por otra parte, el GAMM ha convocado para el domingo 12 una nueva edición de la campaña «Mans al riu» para limpiar el cauce del Magro. El punto de encuentro será el cementerio de Catadau.

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