El Ayuntamiento de Alzira lamentaba días atrás las conductas incívicas que han obligado a la brigada municipal a limpiar hasta 35 vertederos ilegales de inertes en el término municipal, aunque previsiblemente no contaba con el vertido de más de 350 kilos de kebab de pollo aparecido ayer en parcelas y campos que lindan con el polígono industrial ubicado junto a la carretera de Algemesí (CV-42), conocido popularmente como la Ciudad del Transporte, en el que se localiza la ITV.

Alrededor de quince piezas de 25 kilos cada una de carne supuestamente en mal estado han sido abandonadas en pocos metros de distancia por causas que se desconocen, lo que supone no sólo una práctica totalmente prohibida sino también un riesgo sanitario. Las moscas y un incipiente mal olor envolvían ayer los terrenos en los que un usuario de la ITV encontró de forma casual estos grandes bloques de carne, lo que hace sospechar que se trata de un vertido reciente. El envoltorio de una de las piezas aparecía roto supuestamente por la acción de alguna alimaña. Su primera impresión al ver el plástico le llevó a pensar que podía tratarse de fardos de droga, pero al acercarse comprobó que la etiqueta identifica el contenido como kebabs.

La normativa que regula el tratamiento que debe recibir un producto de origen animal que no es apto para su comercialización bien porque ha caducado, se ha roto la cadena del frío -habitualmente los kebabs se congelan para la distribución- o tiene algún problema de carácter sanitario es muy estricta y obliga a contratar a una empresa especializada que se encarga bien de la destrucción o, en su caso, de su transformación para reintroducirlo en la cadena alimentaria de animales como pienso. Es lo que en el argot del sector se conoce como SANDACH, un subproducto animal no destinado a consumo humano.

El volumen de cada una de estas piezas supera incluso el máximo que un profesional como por ejemplo un carnicero puede tirar a la basura ordinaria, 20 kilos por semana, en el caso de restos que se desechen por motivos comerciales o de fabricación y no representen ningún riesgo sanitario. La gestión de este tipo de residuos de origen animal requiere necesariamente la contratación de una empresa especializada.

La mayoría parte de las piezas de carne se localizan en una parcela del polígono industrial que no está edificada mientras que el resto se encuentran más esparcidas en un campo de cítricos del entorno. Se desconoce el motivo por el que la carne, producida fuera de España según se deduce de la etiqueta, ha sido abandonada en esta zona.

La ley impone una gestión adecuada de restos de origen animal para evitar riesgos

La gestión de un producto de origen animal que por cualquier motivo sale de la cadena alimentaria está regulada para garantizar que no se generen riesgos para la salud humana, la sanidad animal o el medio ambiente, según detalla el Ministerio de Agricultura y Alimentación. La empresa que genera un Sandach tiene que comunicar el grado de peligrosidad en base a la escala que marca ley.