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Viejos contenedores crean colonias felinas en La Pobla

El ayuntamiento y la protectora local transforman iglúes en desuso en hogares que permitirán cuidar y alimentar mejor a los gatos callejeros

El artista alzireño Toni Espinar decora un iglú en desuso que ya alberga gatos callejeros. | LEVANTE-EMV

No solo las personas tienen derecho a una vivienda digna. Es el mensaje que desprende la nueva iniciativa de La Pobla Llarga. La pequeña localidad de la Ribera Alta ha transformado cuatro contenedores viejos en un colorido y acogedor hogar para las colonias felinas.

El ayuntamiento ha trabajado junto al artista alzireño Toni Espinar, la protectora local «Meu Xape» y el consistorio de Carcaixent para desarrollar el proyecto. El municipio vecino cedió a La Pobla los contenedores de vidrio retirados que Espinar se encargó luego de adaptar para su nueva funcionalidad.

Los renovados iglúes cuentan con un orificio para que entren y salgan los gatos, además de una puerta a través de la que los voluntarios pueden alimentar y cuidar a los animales. Los miembros de «Meu Xape» tendrán copias de las llaves, ya que son los que se encargan de recoger los felinos que se abandonan, llevarlos al veterinario, esterilizarlos y desparasitarlos. Además, intentan buscar casas de acogida o promover la adopción.

Reducir la suciedad

No obstante, mientras esto no ocurra, los gatos de La Pobla dispondrán de un cuatro refugios que, según explicó el consistorio, contribuirán a «controlar las colonias y mantener limpios sus entornos». La alcaldesa de la localidad, Neus Garrigues, alabó el trabajo desinteresado que realizan los integrantes de la protectora: «Dedican muchísimas horas a hacer un trabajo que no se valora lo suficiente. Propusieron la idea, que habían visto en otros pueblos, a la concejala de Bienestar Animal, Susana Diert, y pensamos que era una buena manera de reducir la suciedad en las calles y, al mismo tiempo, garantizar unas condiciones de vida más dignas para los gatos».

El control de las colonias felinas supone un quebradero de cabeza para muchos ayuntamientos. El veto a alimentar animales en la calle o la creación de carnés específicos para ello no siempre garantiza un equilibrio entre atención y salubridad. «Para un ayuntamiento con un presupuesto tan limitado como el nuestro supone un pequeño esfuerzo. No podemos lanzar planes más ambiciosos ni ayudar como se merece, y nos gustaría, a la asociación, pero creemos que con estos refugios damos un paso más en la búsqueda de un mayor bienestar para nuestros animales», concluyó ayer la primera edil de la Pobla.

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