El alzireño Jesús Soriano trabaja desde los 16 años en hostelería y hace cinco comenzó a contar en redes sociales las anécdotas que le ocurrían a diario. Su éxito es abrumador. Hoy sirve desde detrás de la barra de Internet comentarios jocosos que han conquistado a cientos de miles de seguidores en Twitter e Instagram. Ioniza sobre los clientes que preguntan sobre todos los postres para terminar pidiendo un café, sobre la costumbre de elegir siempre la mesa sucia o hacer un chiste gráfico dedicado a aquellos consumidores que van de «sobrados» y son los primeros en pedir descuentos.

Ha trabajado casi siempre en Alzira, porque es muy de su tierra, pero en diferentes tipos de locales, desde restaurantes y cafeterías a establecimientos franquiciados. Y desde su perfil @soycamarero ha desmontado el mantra de que el «cliente siempre lleva la razón» y satiriza los modos de comportarse de algunos de ellos, al igual que los horarios y la forma de vida de quienes atienden cada día las barras de los 300.000 establecimientos hosteleros de España.

A sus seguidores en redes sociales se suman los lectores de su libro, que ya va por la cuarta edición. «Todo empezó como un hobby pero, de pronto, empecé a subir en número de seguidores», recuerda Soriano de sus inicios en Internet. Asegura que no sigue ninguna pauta ni a expertos en materia de redes sociales, pues es autodidacta, y se guía por lo que ha aprendido que «funciona» y, fundamentalmente, por lo que le divierte.

Además, combina sus publicaciones con píldoras de actualidad en los que en estos días no ha faltado ni el oso «perjudicado» de la Cabalgata de Reyes de Magos de Cádiz a modo de cliente pesado que pregunta si puede entrar justo cuando están echando la persiana de cierre, ni los problemas en las plantillas por la oleada de contagios con ómicron.

Si en su «hobby» en las redes sociales está siendo autodidacta, aprender a trabajar detrás de la barra del bar fue bien distinto . Se inició por probar en unas fiestas de verano y con sólo 16 años se convirtió en su profesión, después en su forma de vivir y ahora en su herramienta para triunfar como «influencer». De momento, le compensa vivir de la hostelería por la parte «social» que tiene, como hablar con los clientes y, sobre todo, por la camaradería con sus compañeros, convertidos en amigos.

Asegura que las oferta para trabajar en Irlanda que divulga en Instagram tienen bastante éxito, lo que demuestra «que sí hay camareros y sí hay gente que quiere trabajar, pero con condiciones que merezcan la pena».

Su futuro pasa por seguir siendo camarero, pero a media jornada real, para no perder el contacto con su profesión y sus clientes, seguir viviendo experiencias, pero poder dedicar más tiempo a su alter ego @soycamarero, que tiene en mente «cosas muy bonitas» que no puede ejecutar por falta de tiempo.

Seguirá en la barra del bar y en la de Internet mostrando la realidad, con mucho humor, de un sector inmerso en una profunda revolución y que es la forma de vivir de millones de españoles.

Un oficio que «paga el pato» con malas condiciones laborales

El coronavirus ha supuesto un antes y un después para los camareros. «Al estar de cara al público siempre pagamos el pato», lamenta Jesús Soriano. Ahora también tienen que lidiar con los clientes que quieran (o no) mostrar su pasaporte covid. Como profesional asegura que «camareros hay», si bien «con la pandemia, cuando ha habido más tiempo para reflexionar, muchos se han dado cuenta de que no quieren este trabajo que les consume la vida», reflexiona. Los malos horarios se suman a que la mayoría sólo dispone de un día de descanso semanal y de que «muchas horas extra no se cobran». La falta de personal, a su juicio a que hay «mucha gente que ha cambiado de oficio o espera a irse a algún sitio con mejores condiciones laborales», remarca.