La primera gran Crida Fallera de la Ribera que se celebra en dos años, dado que la pandemia ha obligado a cambiar muchos hábitos sociales, tuvo lugar el domingo en Sueca. Se llevó a cabo en el patio del colegio Cervantes, un escenario que evidencia la excepcionalidad del momento, ya que todavía hay que preservar la distancia social y organizar actos al aire libre para prevenir los contagios. La cita era muy esperada y cientos de falleras y falleros se concentraron para escuchar, casi 24 meses después, el tan esperado: «Ja estem el Falles».
Los máximos representantes de las dieciséis comisiones falleras de Sueca, El Perelló y Mareny de Barraquetes, junto a los miembros de la Junta Local Fallera y las Cortes de Honor, recogieron a las Falleras Mayores, Helena Mompó Sanseloni y Alicia Falcó Aguado, en sus domicilios y llegaron en pasacalle hasta el colegio.
Dimas Vázquez, alcalde y presidente nato de la Junta Local Fallera, y Gema Navarro, concejala de Fiestas, acompañaron a las Falleras Mayores de Sueca en el escenario que este año sustituía al balcón de la casa consistorial. Bernardo Garrigós, presidente ejecutivo de la Junta Local Fallera de Sueca, abrió el acto para agradecer el esfuerzo de todos los falleros y falleras para que no decayera la fiesta, así como el apoyo de los ayuntamientos de Sueca, El Perelló y Mareny para asegurar la continuidad de la fiesta.
Dimas Vázquez, en su discurso, apeló a la responsabilidad de los falleros, para poder celebrar unas fallas lo más cercanas posible a la normalidad. Luego, una entusiasta Helena llamó a que «las fallas nos reconforten con su fuego sanador». Y Alicia, emocionada, dijo que había llegado «la hora de reinventarnos, superarnos y dejarnos llevar hacia unas Fallas donde los sentimientos levantarán el ninot central». También proclamó que «las fallas 2022 no son negociables: son nuestras y son ahora». El acto finalizó con una mascletá y las tradicionales fotos para la posteridad.
