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«La fusión era necesaria, nunca debieron existir en el Marquesat 3 cooperativas»

El consultor Paco Borrás destaca que la unión de Llombai y Alfarp permitirá trabajar el caqui con clientes a los que no se tenía acceso por falta de volumen

Salvador Cardete se dirige a los socios de la cooperativa de Alfarp tras el recuento. | PERALES IBORRA

«La reflexión final que deja la fusión es que en estos tres pueblos nunca tenían que haber existido tres cooperativas. Es una lástima que Catadau se haya quedado fuera, ojalá más adelante se quiera unir». Esta consideración la realizó ayer Paco Borrás, exdirector comercial de Anecoop que ha participado como consultor independiente en el equipo del Centro de Investigación en Gestión de Empresas (Cegea) que ha trabajado para que la unión de las cooperativas de El Marquesat llegara a buen puerto.

Borrás no duda en señalar que el acuerdo refrendado el lunes por los socios de las cooperativas de Llombai y Alfarp, en este caso en una votación muy ajustada, era «totalmente necesario», y considera que debe servir de ejemplo para otras cooperativas de pequeño tamaño en una coyuntura muy complicada para el sector. Si bien subraya que el objetivo principal pasa por consolidar la fusión, advierte de que el acuerdo que da lugar al nacimiento de Alcamar puede ser un primer paso de cara a futuras alianzas con otras cooperativas, especialmente si se tiene en cuenta que el volumen de cítricos que manejará la nueva entidad «no da para poner en marcha un almacén». En esta línea, defiende que la cooperativa que nace de la fusión tiene que aprovechar la Ley de Estructuras Agrarias para apostar por la recuperación de parcelas abandonadas mediante la fórmula de agrupación de tierras y, según dijo, «es evidente que los cítricos son una alternativa». La fusión, indicó, facilita este proceso.

Paco Borrás señala que cualquier proceso de fusión en el ámbito de las cooperativas propicia de entrada un ahorro de costes desde el momento que queda una única administración y una única dirección, pero destaca otros beneficios, incluso mayores, derivados de gestionar una producción más elevada. «La nueva entidad aún no tiene una dimensión relevante, pero si hablamos del caqui, antes había dos cooperativas medianas y ahora tenemos una cooperativa válida, lo que quiere decir que puede atender a cualquier tipo de clientes. Hay clientes a los que antes no tenían acceso porque reclaman unos volúmenes de mercancía y un único punto de carga porque no quieren ir a buscar la fruta a varios almacenes», señaló Borrás, mientras incidía en que las ventajas de la fusión van más allá del ahorro de costes.

«Hay aspectos que la gente no valora, pero el hecho de disponer de una gasolinera no solo genera un beneficio a las cooperativas, sino que también sirve para evitar que otras gasolineras del entorno abusen con los precios. ¿Cómo se mide eso?», se preguntó el consultor, mientras señalaba que gracias al acuerdo de fusión todos los cooperativistas del Marquesat son ahora socios de la gasolinera El Regaixo y de la sección de suministros Sumimar.

Como ayer informó en exclusiva Levante-EMV, los socios de las cooperativas de Llombai y Alfarp refrendaron el lunes el acuerdo de fusión. Salvador Cardete, de Alfarp, será el primer presidente de la nueva entidad.

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