Tras tantos días de lluvia, los vecinos de los barrios más vulnerables de Alzira se preguntan en qué momento el agua inundará sus calles. La crecida del barranco de la Casella durante la pasada noche incrementa el temor y acerca un suceso que parece inevitable. Tras una madrugada en la que el riesgo era real, la situación se ha estabilizado y no se prevé, a corto plazo, que los torrentes aneguen la ciudad.

Pese a que las precipitaciones, de intensidad irregular, se alargan desde hace más de una semana, la capital de la Ribera Alta se mantiene, por el momento, al margen de los problemas de inundaciones. Con todo, el todavía es una posibilidad que no hay que descartar.

Durante esta madrugada, el volumen de las lluvias se ha intensificado en las zonas de la Barraca y los valles de la Murta y la Casella. Este último superó ayer el centenar de litros. Y las precipitaciones no cesan, lo que ha provocado una crecida considerable de los barrancos, que ya en el pasado han desborado su caudal sobre la ciudad, especialmente en los barrios más vulnerables: las Basses, Venència y l'Alquenència.

Cuando el nivel del barranco de la Casella ha alcanzado, de madrugada, los 2,6 metros, el consistorio ha cerrado las compuertas del canal interceptor. La estrechez del barranco en su desembocadura volvía a poner en jaque la ciudad. El riesgo de que se desbordase e inundase las Basses era una posibilidad cada vez más factible. Afortunadamente, pese a no remitir la lluvia, su intensidad ha caído y con ella el caudal del torrente, a que entre las 9 y las 11 ha descendido algo más de un metro. Este hecho ha posibilitado que se abran de nuevo las compuertas y el canal desagua con total normalidad.

Según ha manifestado el alcalde de Alzira, Diego Gómez, a Levante-EMV, "el nivel del canal ha descendido de forma considerable y, mientras no se produzca una gran tromba, no existe riesgo de inundación".