Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El desplome daña un tercio de la vieja ermita del siglo XVII en Carcaixent

El arquitecto municipal señala que el hundimiento afecta a uno de los tres tramos de la bóveda de cañón de una forma «que no es habitual»

El párroco de la ermita de Sant Antoni de Pàdua observa el estado de la parroquia. | PERALES IBORRA

El arquitecto municipal que realizó una primera inspección de la ermita de Sant Antoni de Pàdua de Carcaixent tras el hundimiento parcial de la bóveda de cañón que se produjo el martes comentó ayer que resulta extraña la forma en que se ha desplomado este elemento arquitectónico por lo que considera aventurada cualquier hipótesis sobre las causas a la espera de un estudio que realice un diagnóstico y permita conocer el alcance del daño. «No es algo habitual cómo se ha roto, ha caído la primera ‘navada’ de la bóveda de forma parcial, pero el arco está aguantando, la verdad es que no comprendo todavía lo que ha sucedido, es algo curioso», señaló Salvador Calatayud, mientras comentaba que el hundimiento ha afectado a un tercio de la antigua ermita. Esta fue ampliada hace medio siglo -la bendición de las obras se produjo en abril de 1971- ante las nuevas necesidades de espacio tras convertirse en la parroquia del barrio de Les Barrraques por decreto del arzobispo Olaechea en 1953.

El técnico detalló que de los tres tramos de la bóveda se ha desprendido parcialmente el primero y que, desde el punto de vista del ayuntamiento, únicamente procede adoptar medidas cautelares, en este caso, el cierre del edificio por tratarse de un local de pública concurrencia hasta que la propiedad evalúe el estado del templo, los posibles riesgos y la solución técnica.

El Arzobispado de València informó ayer del cierre al culto provisionalmente de la ermita de San Antonio, dependiente de la parroquia San Francisco de Paula y San Antonio de Padua, ante el desprendimiento de una de sus bóvedas o arcos de medio punto que se encuentran en la parte superior del interior del templo, entre el techo de escayola y el tejado. Las celebraciones que hasta ahora acogía la ermita han sido trasladadas a la parroquia San Francisco de Paula y San Antonio de Padua, donde ha sido llevada también la imagen de San Nicolás para que siga la tradición de los lunes de rezarle al santo.

La ermita original data del año 1663 y fue construida por la familia Celma a las afueras de Carcaixent. El edificio estaba conformado por una única nave con altares latales y bóveda de cañón, que quedó oculta tras la ampliación del año 1971 por un falso techo. El edificio original contaba con 186,23 metros cuadrados de superficie a los que la ampliación añadió otros 114 m2.

Un día antes estaba abierto

El desprendimiento de un tramo de la bóveda arrastró la talla y llenó de escombros el acceso al templo, como ayer adelantó en exclusiva Levante-EMV. Afortundamente, este hundimiento se produjo el martes, un día en que la iglesia se encontraba cerrada al culto, si bien el día anterior había estado muy concurrida, tanto por los devotos de San Nicolás que los lunes acuden a venerar al santo como por la celebración de un entierro, según explicó el párroco,  José Miguel Peris, que admitió que si el desprendimiento se hubiera producido con la ermita abierta hubiera podido tener funestas consecuencias. Un perito de la compañía aseguradora se acercó ayer a la ermita para valorar los desperfectos.

Compartir el artículo

stats