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El arqueólogo de la memoria

Los relatos se han recopilado en dos libros que retratan a Algemesí

Vicent Niclós, de l’Ullal Cultural, Lluís Escartí y el concejal de Cultura de Algemesí, Pere Blanco, durante la presentación del libro. | LEVANTE-EMV

Lluís Escartí ha dedicado su vida a la investigación desinteresada de la historia y la cultura de Algemesí. Durante dos décadas, desde el año 2002 hasta 2022, ha escrito más de 150 reportajes, crónicas y artículos históricos en la revista municipal Berca de Algemesí. Son artículos que narran historias sobre la vida, los paisajes urbanos y naturales y las costumbres del ya desaparecido siglo XX, pero también ha construido relatos que se sumergen en el siglo XIX. Su hijo, Lluís Escartí, ha sido el encargado de recopilar todas las crónicas para editar un segundo tomo recopilatorio de la «Memòria viva d’Algemesí».

El nuevo libro recoge 85 artículos en 325 páginas con los relatos que publicaron desde mayo de 2009 hasta febrero de 2022, fecha en la que decidió poner fin a esa labor de arqueología costumbrista. «Creo que todo ese trabajo es un tesoro para el pueblo y su historia, porque no es fácil encontrar a alguien que recopile tanta información sobre una localidad y más de manera voluntaria», explica su hijo.

Otra de las ventajas es la utilidad que le podrán dar las generaciones futuras y los investigadores que necesiten rastrear datos sobre épocas ya lejanas. «La forma de conseguir la información era muy rutinaria. Se ponía en contacto con los familiares o personas conocidas de los personajes de los que hablaba y se llevaba su grabadora detrás».

Normalmente, Escartí se ha apoyado en los testimonios de los vecinos de mayor edad del municipio, porque al tratar temas que se remontan varias décadas atrás los familiares y testigos directos de los hechos que se describen pertenecen a las generaciones más antiguas de la ciudad. Algunas de las temáticas más trabajadas por Escartí han sido los oficios populares, como una familia de herreros que comenzó fabricando herramientas para el campo y, todavía hoy, la quinta generación sigue con el mismo apellido regentando una ferretería.

Por otra parte, algunos de los protagonistas de los relatos son personajes populares del pueblo y su profesión encuentra acomodo en su mote. Uno de los ejemplos más claros es el «metge gros», el apreciado doctor que ejerció prácticamente toda su vida en Algemesí y se ganó la estima de sus paisanos o la «mestra del poble», llamada Angelita, quealfabetizó a un gran número de ciudadanos cuando estudiar era un lujo.

La memoria colectiva se hace un poco más cercana con los relatos dedicados a la llegada del cine, a las fiestas del pueblo que coincidieron con la visita de la sexta flota americana o al accidente de avión de Ibiza, que dejó al menos 20 muertos en la localidad. Todos ellos activan muchos recuerdos a quienes vivieron aquellos acontecimientos o sufrieron las consecuencias y sorprenden a quienes desconocían aspectos revelantes de la intrahistoria local.

Las mujeres también han sido ampliamente documentadas en estos artículos. Escartí ha rescatado de la memoria a las primeras mujeres que se atrevieron a invertir y montar su propio negocio. Algunos ejemplos son los de «Carme, la de les manteletes», que al quedar viuda impulsó un comercio textil artesano convertido hoy en un referente de la indumentaria valenciana, o el de «Nati la calcinera», que se hizo muy popular en la localidad vendiendo cal viva y muerta para trabajos del hogar.

«El pueblo valora mucho el trabajo de mi padre, hasta el punto que algunos vecinos se coleccionaban la revista Berca solo para volver a leer los artículos y compartirlos con sus hijos y nietos», confirma Escartí. Esa ardua tarea también ha incluido la búsqueda de fotografías que han ilustrado y dotado de contexto muchas de las piezas escritas. «Ha sido una tarea por y para el pueblo de un pequeño historiador que quiso que nada ni nadie quedaran en el olvido», subraya el hijo de todo un ‘arqueólogo de la memoria’.

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