La «Llacuna del Samaruc» de Algemesí es una reserva natural de fauna y flora que forma parte del ecosistema de la Albufera de València. En ella se preservan especies autóctonas de agua dulce como el «samaruc» o el «fartet», aunque también arraigan árboles, plantas de marjal y el nenúfar blanco. Tras dos años sin poder recibir visitas, el humedal ha reabierto sus puertas. La larga temporada de intensas lluvias ha revitalizado el paraje. Las visitas a esta microrreserva se han reanudado después de la pandemia este mismo mes de mayo. Se trata de visitas guiadas ante la imposibilidad de acceder libremente al recinto, ya que, con el afán de protegerlo, se regulan las personas que lo visitan y se organiza un recorrido guiado en el que se ofrecen explicaciones sobre las especies que allí conviven.

Según Pablo Frasquet, ingeniero técnico agrícola municipal y responsable de los espacios naturales de Algemesí, las visitas se realizaban entre los meses de abril y julio, teniendo algunas en septiembre y octubre, pero este año se ha tenido que esperar a mayo a causa de la inestable meteorología. «Muchos colegios y grupos estaban esperando que se volvieran a hacer estos recorridos, se notaba que tenían ganas de venir», admite Frasquet. Durante buena parte de marzo y abril, las lluvias protagonizaron la meteorología, lo que ocasionó un aumento de la cantidad de agua en muchas zonas de la Ribera. «Es cierto que ha subido el nivel del agua, pero al ser una zona de marjal, el terreno no ha sufrido cambios notables», explica Frasquet. Esto se debe a que la laguna está acostumbrada a acumular una gran cantidad de agua y las plantas que alberga evitan desbordamientos por su adaptación al cauce.

Los únicos inconvenientes que se han notado después del temporal han sido las ramas que cayeron de los árboles y dificultaban la circulación tanto de personas, como de coches. «Esta zona se creó pensando en la cría y conservación del ‘samaruc’ en condiciones óptimas», afirma Frasquet. Al ser una especie que se encuentra en grave peligro, se optó por adecuar un lugar donde se preservara, en compañía de otras que no fueran perjudiciales entre sí. Desde 1996 se puede visitar y observar este espacio construido y adecuado con fondos europeos.