Los institutos son lugares en los que confluyen estudiantes de varias edades y, por tanto, con intereses muy diversos. Si unimos este punto con la rebeldía asociada a la adolescencia, obtenemos el caldo de cultivo perfecto para propiciar situaciones de disconformidad con el mundo que les rodea. Aunque en muchas ocasiones se tilde a los jóvenes de quejarse por todo, hay lamentos en esa franja de edad que convergen con las preocupaciones generales de la sociedad. Temas como la homofobia, el ocio juvenil, o el deficiente modelo educativo son preocupaciones compartidas por varias generaciones y en algunos casos esas demandas son tan masivas que los poderes públicos se ven obligados a darles respuesta.

Yaiza Cáceres es profesora en el instituto Bernat Guinovart de Algemesí. Por su trato constante con adolescentes, sabe de primera mano cómo se sienten frente al mundo. Por esta razón, un día decidió que durante su asignatura, Lengua y Literatura Castellana, animaría a sus alumnos a escribir «cartas al director» a algún periódico para expresar, de manera libre, todas las inquietudes sociales y personales que les atormentaban en estos momentos. «Muchos jóvenes no han tenido nunca la oportunidad de quejarse y ser escuchados con seriedad y no con reproches», sentencia Cáceres. Y no le falta razón.

Las clases debían seguir y el temario estaba justificado en la guía docente, así que Cáceres optó por abordar el tema del desarrollo de textos periodísticos de una manera más original. Según Cáceres, «en los cursos de tercero y cuarto de la ESO se comienzan a trabajar los artículos de opinión, por lo que era una muy buena idea que los escribieran con un poco de ilusión y no como una simple tarea». Así que las dos aulas de tercero que tiene este instituto se pusieron en marcha.

El primer paso fue escoger la temática a tratar, de manera que cada uno tuviese la libertad de hablar sobre aquello que le pareciera más interesante, sin importar si los temas se repetían o no. Seguidamente, los alumnos escribían sus textos con el mayor esmero posible, porque sabían que en el momento que los acabasen, podrían ser enviados a cualquier periódico. Y así fue, una vez revisados por la profesora y corregidos, los 26 estudiantes que participaron en el proyecto, con sus propios correos electrónicos, se dispusieron a enviar los artículos de opinión.

El sistema educativo preocupa

Hay cuestiones que son bastante preocupantes para muchos rangos de edad, pero en la adolescencia se acostumbra a tener la visión de que el mundo no comprende a los jóvenes. Para sorpresa de su profesora, los temas que los alumnos compartieron, iban mucho más allá de lo esperado. «La gran mayoría de alumnos transmitieron su preocupación por el sistema educativo, algo que no nos esperábamos», matiza Cáceres. La educación en España lleva debatiéndose un largo periodo de tiempo. Durante décadas. Las diferentes leyes educativas, más los métodos arcaicos que se utilizan en algunos centros, llevan al límite tanto a profesores como a estudiantes. «Pasamos unas 7 horas sentados y anotando cosas que segundos después se nos olvidan, sintiendo ansiedad cada vez que ponen la fecha de un examen, mientras minimizan nuestros derechos, valores y educación» rezaba una de las cartas enviadas.

Por otro lado, también se observó un gran número de escritos que abordan problemas sociales como la homofobia, el racismo y el machismo. «Los jóvenes están cada vez más concienciados sobre la discriminación y como luchar contra ella, algo que nos alegra porque, en un futuro, podremos tener una sociedad más inclusiva», confirma Cáceres. La falta de lugares de ocio juvenil y la preocupación por el medio ambiente y el calentamiento global coronaron el podio de las cuestiones tratadas. Estos datos hacen cuestionarse los intereses verdaderos de los adolescentes y como estos les afectan en su día a día.