Tener un contenedor de basura a la puerta de casa nunca resulta agradable, pero tener una isla completa en un punto de paso obligado entre una amplia zona de diseminados y el núcleo urbano de la Barraca d’Aigües Vives puede convertirse en un suplicio. «Hay gente que al pasar me da el pésame porque esto es intolerable, nadie permitiría tener algo así en su calle y menos delante de su casa», señala un indignado Fernando Sempere, que alerta de que, con los meses de julio y agosto todavía por venir, y con ellos una mayor ocupación de las segundas residencias, la situación solo puede ir a peor.

Basura en el interior de un campo colindante. | LEVANTE-EMV

El afectado no duda en calificar de «vertedero» esta isla de contenedores y, si bien admite que los camiones pasan de forma regular, denuncia que «solo retiran o que está dentro de los contenedores» y se dejan los residuos de todo tipo que algunas personas incívicas han depositado en los alrededores «sean voluminosos o sea basura».

La cruzada de Sempere contra esta situación comenzó el pasado verano cuando la implantación del sistema de recogida puerta a puerta en la Barraca redistribuyó los contenedores y esa isla fue a parar justo delante de su casa. Sus quejas no lograron entonces su objetivo y el jueves, en vista de que la situación se repite, regresó al ayuntamiento para reiterarla. «Me dicen que tome nota de la matrículas de los vehículos que tiran la basura a deshoras o la dejan fuera, que vigile, pero no me corresponde a mi hacer de policía», señala este vecino.

Sempere solicita que se desplacen los contenedores, ya que la basura acaba muchas veces dentro de su parcela, y que si por cualquier circunstancia se tuvieran que mantener en ese lugar, se habilite un servicio de limpieza «diario» para evitar que se acumule la suciedad en un camino que, alerta, está muy transitado y se estrecha en este punto, lo que incluso provoca colas cuando los coches paran a tirar la basura.