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La vieja Gavarda se siente marginada en servicios y equipamiento público

Los residentes tiran de ironía para preguntarse por qué se abrirá el centro de día en la antigua escuela «si era una peligrosa zona inundable»

El alcalde de Gavarda frente al antiguo colegio, que se transformará en residencia. | LEVANTE-EMV

Han pasado varias décadas, pero la herida sigue sin cicatrizar. El traslado de Gavarda hacia la montaña para huir de su antigua ubicación tras la Pantanà fue difícil de asimilar para la gran mayoría de la población; tanto que un reducto de habitantes, cada vez más pequeño, se aferró al pueblo tradicional. El paso del tiempo no les ha beneficiado, pues se sienten marginados en lo que a servicios y equipamiento público se refiere. Además, reciben con cierta «ironía» la futura instalación de una residencia y centro de día en un lugar del que la gran mayoría se marchó por temor a una peligrosa crecida del río.

Quien no conozca su historia, puede pensar que el antiguo casco urbano de Gavarda es un pueblo fantasma. Son pocas las familias que todavía se resisten a dejar atrás sus hogares, como hizo un amplio porcentaje de la población. Una condición que se ha traducido en un verdadero dolor de cabeza para un ayuntamiento de recursos limitados que debe atender, por igual, las necesidades de todos sus vecinos. Algo que, según explican aquellos que viven en la vieja Gavarda, no siempre se cumple.

«Hace unos días, vino una persona a adecentar algunos árboles, que está muy bien, pero conforme los podó, dejó allí los restos durante varios días. En plena ola de calor, con el riesgo de incendios tan elevado, seguramente no fuera una buena decisión», ejemplifica una vecina. El colmo de todos los males es que, asegura, al intentar ponerse en contacto con el ayuntamiento para subsanar la situación fue «ninguneada», al no ser atendida de forma correcta. «Dices que hay un problema y parece que les siente mal, cuando somos vecinos que pagamos también nuestros impuestos. Lo mínimo que se puede hacer es atender quejas como estas», añade.

De igual modo, comentan que los últimos cambios que se realizaron en la gestión del tráfico han derivado a los vehículos que acuden a las playas fluviales de Antella o Sumacàrcer por calles donde ahora suponen una molestia mayor.

«Parece un chiste»

Con todo, hay un hecho que causa especial resignación. Por la ironía de los acontecimientos. La localidad forma parte del ambicioso Pla Convivint del Consell, que busca fortalecer los servicios sociales a lo largo y ancho de la Comunitat. El documento contempla la instalación de una residencia y centro de día que prestará sus servicios a las localidades de la Vall del Xúquer. Una demanda histórica bien recibida por la población. De no ser porque se instalará en el antiguo colegio municipal, situado en el núcleo histórico.

«Es genial que podamos contar con un servicio como este, por supuesto. Nadie pone en duda su utilidad. Pero van a instalar la residencia en el colegio del pueblo antiguo, del que todos teníamos que huir de forma desesperada porque era una peligrosa zona inundable. Es poco menos que un chiste», asevera una residente de la vieja Gavarda.

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