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La mayor colección de motos clásicas valencianas

Una familia de Riola expone 156 vehículos adquiridos durante los últimos 50 años entre los que predominan las marcas autóctonas

Una perspectiva de la sala, con alguna de las motos más antigua de la colección. | PERALES IBORRA

La mayor colección de motos clásicas valencianas, que incluye entre sus piezas más destacadas tres prototipos de las marcas Villof, ARC y Baesal, es decir, los primeros vehículos que se fabricaron de sus respectivas series, y la colección completa de las dos marcas valencianas más importantes de mediados del siglo pasado, BJR y Villof, se exhibe hasta mañana domingo en la Sala Santy de Riola, convertida de nuevo en santuario para los aficionados al motor.

La mayor colección de motos clásicas valencianas |

La exposición está compuesta por las 156 motos que la familia Santiago ha adquirido y restaurado de forma progresiva durante prácticamente los últimos cincuenta años. La más antigua data de 1929 y corresponde a una moto bautizada como «La Formidable» de la marca FN, mientras que la más moderna es una BMW del año 1976, si bien la principal característica de esta recopilación es la presencia de numerosas motos con sello valenciano. La muestra permite conocer en una época en que las grandes marcas asiáticas dominan el mercado que hubo un tiempo en el que al lado de casa se fabricaban estas motocicletas. De hecho, tanto la marca BJR como Baesal se producían en Algemesí.

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Fabricadas en Algemesí

Raúl Santiago, que junto a su padre Vicente es el artífice de esta recopilación de motos y de su restauración, detalla que muy probablemente la Comunitat Valenciana contaba por los años cincuenta con medio centenar de talleres que tenían marca propia. Los comienzos solían ser modestos, como en el caso los Talleres Esplugues de Algemesí, que inicialmente fabricó un primer motor auxiliar que acopabla a las bicicletas. Con posterioridad diseñó un velomotor con la marca Baesal y del mismo taller salió la marca de motos BJR, «que eran las iniciales de los hijos», señala Santiago.

La mayor colección de motos clásicas valencianas | PERALES IBORRA

Vicente Santiago y su hijo, restauradores de profesión, exhiben esta colección de motos cada dos años, coincidiendo con las fiestas de Riola, siguiendo una tradición que iniciaron en 2004 para mostrar los frutos de un «hobby» que comenzó por la década de los setenta, cuando Vicente Santiago adquirió las primeras Guzzi. La afición por el motor de las ruedas la heredó su hijo y a través de revistas especializadas y de la información que localizan por internet han encontrado poco a poco nuevas motos de marcas valencianas, nacionales y extranjeras, que han aumentado los fondos. Desde la última muestra que organizaron en la sala de banquetes que regentan han incorporado tres nuevas motos: una Cofersa Helix, una Derbi Sport y una Setter de 125.

Todas las motos funcionan tras el oportuno proceso de restauración que, en ocasiones, ha llevado a Raúl Santiago a fabricar las piezas que necesitaba, como en el caso de una Neew Imperial inglesa, de 500 cc del año 1936. Por lo que respecta a las marcas valencianas, además de Baesal, BJR o Villof, también se pueden contemplar el velomotor David, «precursor de la marca SB», apunta; motos ARC, Silco de Oliva o Elig, Setter y Navarro y Maestre, estas tres últimas de Elx.

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