La Guardia Civil investiga el presunto asesinato de una mujer de 33 años a manos de un hombre de 64 que tuvo lugar ayer por la mañana en la vivienda que compartían en Alginet. El varón, tío del marido de la víctima, se lanzó después de la agresión por la ventana del domicilio, un quinto piso, y falleció en el acto. Los dos hijos de la mujer, de 8 y 9 años, se encontraban en el hogar. El instituto armado decretó que no es un caso de violencia de género, puesto que no mantenían una relación sentimental.

El suceso se produjo entre las 7:30 y las 8:00 horas. La Policía Local recibió varios avisos que alertaban de que una persona se había precipitado por una ventana y se encontraba tendida en la vía pública. Cuando los agentes llegaron al lugar, un edificio de la calle València (vía que cruza la localidad de punta a punta), hallaron el cuerpo sin vida de un varón de 64 años que no presentaba heridas superficiales.

Acuchillada en el cuello

Otro de los guardias se adentró en el bloque alertado por los gritos que procedían del interior. Al llegar al quinto piso se encontró dos niños que lloraban desconsolados. Tardaron poco en hallar a una mujer, de 33 años, con un cuchillo en el cuello tumbada en la cama.

Durante varias horas, vecinos y amistades de la víctima, Verónica Ruiz Aguilar, se arremolinaron a escasos metros de la vivienda y no daban crédito. Quienes conocían a la familia se manifestaban sorprendidos por lo ocurrido.

El alcalde en funciones y concejal de Policía, Andrés Añón, detalló a Levante-EMV que la unidad de violencia de género de la Policía Local no tenía constancia de denuncias previas en el entorno familiar. La pareja y sus dos hijos convivían con el tío de este en la vivienda donde se produjo el presunto asesinato.

Verónica, nacida en León, se trasladó muy joven junto a su familia a Alginet, donde trabajó de camarera en diversos bares. «Era muy buena madre y persona, se hacía con todos», lamentaba un grupo de amigas de la fallecida que se intentaban consolar unas a otras. «A mí me ha pillado almorzando cuando me han avisado y se me ha quitado el hambre de golpe», explicaba una de ellas. Una tercera aseguró que el crimen se produjo apenas unos quince minutos después de que el marido de Verónica se hubiese marchado a trabajar. Él, completamente destrozado al regresar a la vivienda, lloraba impotente y se culpaba en voz alta por no haber estado en casa.

El cuerpo sin vida de la víctima se trasladó a València para que los médicos forenses realicen la autopsia. Los menores, por su parte, se quedaron en primera instancia con sus abuelos maternos. El consistorio ya trabaja en ofrecer apoyo psicológico a la familia. Para hoy se ha convocado una concentración de condena que tendrá lugar a las 12:00 horas frente al ayuntamiento y a la que tiene previsto asistir la delegada del Gobierno.

Hacía muchos años que Alginet no se veía golpeada por un suceso similar. Los vecinos de la localidad hablaban entre ellos sin dar crédito a lo que había ocurrido. «Es una tragedia, no sé qué le puede pasar a una persona para hacer esto», manifestó uno de los muchos que se concentró en la céntrica calle durante horas. A continuación, añadió: «Cuando he pasado esta mañana, he visto que había un dispositivo por un hombre muerto y no le he dado importancia, luego he vuelto y aún estaba ahí y ya me he imaginado que sería algo más grave. Es muy duro ver cómo se destroza una familia en cinco minutos». «Él viene de su país, le acoge su sobrino en casa y pasa esto. Es algo que nadie se esperaba», aseguraba otro alginetense.

Sus allegados presumían que el supuesto asesino esperó a que su sobrino se marchase a trabajar para cometer el crimen, a pesar de que los hijos del matrimonio se encontraban en el hogar.

«La han encontrado en la cama, seguro que la ha matado mientras dormía», comentaba una afligida amiga de la víctima. Aunque ninguno de ellos encontraba una explicación a lo que acababa de suceder.

Uno de los diversos avisos vecinales que recibió la Policía Local de Alginet provino del concejal de Agricultura, Paco Bellver, que circulaba por la calle València a esas horas: «Eran las 7:45, más o menos. Cuando he llegado a la altura de la vivienda he visto un cuerpo tendido en el suelo. He aparcado y he llamado a la policía. En poco más de un minuto estaba la patrulla aquí, pero el hombre ya ni se movía ni respiraba. Luego me he enterado del resto, como todos», lamentaba.