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La planta invasora aflora de nuevo en el Xúquer y el Albaida

La flor amarilla característica de la especie se deja ver entre Riola y Fortaleny y en Manuel

Una orilla del río Albaida repleta de «Ludwigia grandiflora» a la altura de Manuel. | PERALES IBORRA

La estampa se repite. Tal vez se haya retrasado con respecto a años anteriores, pero las características flores amarillas de la «Ludwigia grandiflora», una planta invasora que en ocasiones ha llegado a colonizar tramos completos del río Albaida, vuelven a aflorar en las orillas tanto del Albaida como el propio Xúquer. Se trata de pequeñas concentraciones en el curso bajo de ambos ríos, en el caso del Albaida a la altura de Manuel y en el del Xúquer a partir del azud de Sueca y, en particular, entre Riola y Fortaleny, donde la escasa corriente permite que la planta arraigue y se escampe con cierta rapidez.

La planta invasora al paso del Xúquer por Fortaleny. | PASCUAL FANDOS

«Cuando unas plantas no dominan, lo hacen otras. Durante mucho tiempo hemos tenido la caña, que había desplazado a cualquier otra especie. La ‘Ludwigia’ es menos mala que la caña, y aunque no está entre las más peligrosas que hay, es una especie invasora y como tal habría que controlarla y hacer un seguimiento», explica el biólogo Salvador Argente.

Originaria de América, la «Ludwigia grandiflora» se introdujo en el ecosistema mediterráneo como planta ornamental para estanques y jardines, si bien también se ha empleado para favorecer la pesca ya que la vegetación enraizada crea un buen nicho para el desove de los peces. La planta arraiga bajo el agua y, según la descripción del Catálogo de Especies Exóticas del Ministerio de Medio Ambiente, puede extenderse «como suma facilidad, ocupando grandes superficies y produciendo una biomasa muy elevada en poco tiempo, gracias a su importante desarrollo vegetativo, lo que la convierte en una de las especies más invasoras».

El cauce del río Albaida fue testigo hace unos años de la facilidad con que puede llegar a extenderse esta planta acuática al cubrir toda la superficie, lo que obligó a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) a intervenir para retirarla. Su presencia en estos momentos es mucho más modesta tanto en el Albaida como en el Xúquer y, especialmente en este último, se limita al curso bajo.

Salvador Argente comentó que, en la medida que la falta de corriente deja aguas remansadas o estancadas, la «Ludwigia grandiflora» encuentra unas condiciones adecuadas para arraigar y desarrollarse. «Si no arraiga no crece, pero si arraiga también significa que hay tierra por lo que en cualquier episodio de lluvias que provoque una crecida la arrastrará», indicó el biólogo, que incidió en que «con todos los problemas que tienen los medios acuáticos, la ‘Ludwigia’ no es el más grave».

Argente detalló que la «Ludwigia» se extiende por esquejes especialmente cuando se dan unas condiciones de temperatura adecuadas, pero genera solo una capa superficial sobre el agua. «Si crece mucho ella misma se tapa la luz, solo crece en superficie mientras que otras plantas con poca luz son capaces de desarrollarse», indicó.

Sobre cómo había podido afectar a su desarrollo la suelta de aguas realizada en julio desde la presa de Tous con el objetivo de elevar la temperatura del río, el biólogo comentó que esta práctica puede ayudar a solventar un problema y a la vez generar otro, ya que cuando se toma el agua del fondo de un embalse se trata de caudales con mucha materia orgánica y poco oxígeno que pueden favorecer el desarrollo de este tipo de especies, comentó.

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