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Los historiadores sitúan en Alzira la muerte de Jaume I y a una de las amantes

La ciudad reivindica su vinculación con el rey

Aurelià Lairón, Josep M. Villagrada y Vicent Baydal. Levante-EMV

El 27 de julio de 1276 fallecía casi con toda seguridad en Alzira el rey Jaume I, según coinciden en señalar diversos historiadores, cronistas y estudiosos, entre los que cabe destacar a Pere Tomich, Antoni Furió y Soler i Estruch.

Al hilo de la efeméride, el pasado 26 de julio tuvo lugar en la Casa de la Cultura un concierto de música medieval a cargo de la compañía de Mara Aranda y se inauguró en el mismo espacio cultural una muestra que rememoraba el aniversario del óbito del Conquistador. Esos actos continuaron anteayer miércoles con una mesa redonda que congregó a numeroso público en el auditorio de las antiguas Escuelas Pías. Participaron el profesor Vicente Baydal Sala, medievalista, cronista de València, autor de «Matèria de València», libro de reciente aparición que ha cosechado un gran éxito, el archivero municipal y cronista oficial de Alzira, Aureliano J. Lairón Pla y el profesor y periodista Josep Maria Villagrasa.

Baydal repasó la biografía del rey, desde su nacimiento en Montpellier, en 1208, hasta su muerte en la capital de la Ribera Alta. Dio cuenta de las principales hazañas y conquistas del monarca, de la repoblación, de su capacidad negociadora, de su labor legislativa con la promulgación de los Furs, de sus matrimonios y amoríos, de sus descendientes y de cuanto supuso la incorporación de nuestra tierras, junto con el reino de Mallorca, a la Corona de Aragón.

Lairón aproximó al auditorio a la Alyazirat musulmana y señaló su importancia como cabeza de un importante distrito que brilló con anterioridad a la conquista por su riqueza agrícola y comercial y por la calidad de sus gentes entre quienes destacó a Ibn Jafadja, Ibn Amira, Ibn Al-Zaqaq i Ibn Tomlús y por ser un enclave estratégico al encontrarse a mitad de camino entre València y Xàtiva, las dos principales ciudades de la época.

También dio cuenta de la vinculación del rey con la villa desde su toma, gracias a un pacto, el 30 de diciembre de 1242, hasta su muerte y destacó la concesión de un término general que abarcó 42 pueblos, el otorgamiento de determinados privilegios, la construcción de la Acequia Real de Alzira (hoy Séquia Reial del Xúquer), la erección de templos, capillas y monasterios y cómo se recuerda al rey a través de testimonios como las murallas, la Casa de l’Olivera o Palau del Rei, la Creu Coberta y los monumentos erigidos al monarca de Enrique Casterá y de Octavio Vicent.

Citó, además, los fondos documentales del Archivo Municipal que dirige, con varios documentos con la firma del rey, destacando el Libro de Privilegios de la villa, de finales del siglo XIV, códice miniado que contiene una de las representaciones más antiguas que se conocen del monarca. Señaló, igualmente, cómo uno de los medievalistas actuales más importantes, el italiano Stefano Maria Cingolani, que indagó no hace mucho entre los fondos documentales del Archivo Municipal, ha dado cuenta de la alzireña, Ginesa, que fue amante del monarca con quien tuvo un hijo, Ferran, que llegó a ser abad del monasterio de Montearagón.

El periodista Josep Maria Villagrasa trazó un guión biográfico que bien podría servir de base para el rodaje de un film, en que se trataría sobre la infancia y juventud del rey, sobre sus familiares, sus matrimonios y amantes, relaciones paterno-filiales, así como sus problemas con la Iglesia, los papas, etc. El público, que animó el debate, preguntó por la lengua que utilizaba el monarca, la redacción de los documentos de su cancillería y por la futura expansión de la Corona de Aragón.

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