La campaña del caqui en la Ribera se iniciará a finales de septiembre con una merma en la producción del 50% que limitará el abastecimiento de los distintos mercados, sobre todo a nivel internacional. En este sentido, el vicepresidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), Bernardo Ferrer, señala que "la situación dificultará el suministro del producto a nuevos mercados internacionales como es el caso de Perú, Brasil o Canadá". Añade: "Es una lástima para el sector porque es una gran oportunidad para abrir nuevas fronteras". No obstante, indica que "no habrá desabastecimiento, pero será importante repartir el producto para que llegue a todos".

La caída de la producción durante esta campaña tiene su origen en el aumento de la presencia de plagas y las inclemencias climatológicas (lluvias abundantes durante la primavera y elevadas temperaturas en verano). Ante esta situación, muchos agricultores han decidido abandonar los cultivos. "Desde 2018 se ha producido una notable disminución de parcelas en la comarca. Este año se ha agravado, ya que no es rentable", denuncia Ferrer. La desatención de estos campos comportará, a su vez, una proliferación de las plagas. "Muchos productores no han invertido suficiente en el cuidado de sus campos. Además, la Unión Europea prohíbe muchos tratamientos, por lo que estamos indefensos".

Sin beneficios

El vicepresidente explica que la merma de la producción comportará "un equilibrio entre la oferta y la demanda del caqui, por lo que no habrá un exceso de producto a finales de febrero, que es cuando se prevé que termine la campaña". No obstante, esta situación no beneficiará a los agricultores. "La caída de la producción irá acompañada de una falta de rentabilidad. Muchos campos no llegarán ni a los mil kilos, por lo que no habrá ganancias, ya que habrá menos cosecha", explica.

Ante esta situación, Ferrer reivindica la necesidad de crear una interprofesional que abarque a productores, cooperativas y comercios dedicados al caqui para "marcar estrategias como el precio del producto". "Ahora son los grandes distribuidores quienes marcan los precios. Muchas veces, nosotros no tenemos voz ni voto", especifica. No obstante, reconoce que "hay una parte del sector que se niega a establecer este ente interprofesional". Añade: "Hace falta más unión por parte de todas las partes implicadas, ya que todos tenemos que remar en el mismo sentido. Si hay un problema, todos tenemos que hacer frente". "Es una lástima que lideremos el 90% del mercado europeo y no podamos obtener ayudas. Hay que cambiar las estrategias si queremos continuar en un futuro", concluye.