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Un ganadero de Sueca sacrifica 400 vaquillas al perder festejos

La pandemia y la suspensión de los «bous al carrer» en municipios donde tradicionalmente aportaba e ganado comportan que Gregorio de Jesús prescinda de animales y trabajadores

Gregorio de Jesús en su ganadería ubicada en Sueca. perales iborra

Su nombre es Gregorio de Jesús, pero, desde hace diez años, es popularmente conocido como el «dueño del toro Ratón». Aunque el astado falleció el pasado 2013, Ratón, que desafortunadamente se cobró la vida de tres personas en cinco años, sigue siendo un emblema de esta ganadería suecana. «Gracias a Ratón pude ahorrar, hacer frente a la pandemia y alimentar a los 250 animales que hay actualmente», reconoce. Sin embargo, la falta de ingresos comportará el sacrificio de 100 de ellos este invierno. «Antes de la pandemia tenía 600 cabezas de ganado. He tenido que sacrificar a más de la mitad porque mantenerlos cuesta dinero. He estado parado durante dos años, pero los animales han seguido comiendo. Viene un invierno duro», lamenta.

El rechazo a los eventos taurinos en la Comunitat Valenciana y la crisis sanitaria han perjudicado al sector ganadero. «La suspensión de los ‘bous al carrer’ en Tavernes de la Valldigna y Sueca ha sido un palo muy duro, ya que eran dos pilares fundamentales para la ganadería. En Tavernes se celebraban tres fines de semana taurinos, mientras que en Sueca los toros eran protagonistas durante una semana entera», reconoce. El ganadero destaca que la negativa a autorizar este tipo de celebraciones por parte del consistorio suecano no le sorprendió como sí que ocurrió en el caso de Tavernes. «Sueca lleva años sin celebrar festejos taurinos. Duele porque es mi localidad, pero es una cosa que se veía venir. El alcalde, cuando fue concejal de Cultura, impulsó este tipo de eventos y esperábamos que, al llegar al poder, cumpliera con la misma promesa. Sin embargo, el caso de Tavernes sí que fue un jarro de agua fría porque con el mismo alcalde se habían celebrado toros anteriormente. Solo con los ingresos de estas dos localidades podía mantener a los animales durante gran parte del año», reivindica. «Desafortunadamente llevamos varios años sufriendo las políticas de los gobiernos de izquierda. Además, ahora se ha sumado el problema de la Covid», denuncia.

Ante esta situación, el ganadero ha tenido que buscar otras localidades en las que ofrecer a sus animales. «Durante el año, suelo acudir a unos 25 o 30 festejos, pero este año ha habido una disminución. En las comarcas de la Safor y la Ribera obtenía muchos beneficios, pero he tenido que emigrar por la suspensión. Por suerte, todavía existe mucha afición en la provincia de Castelló, donde el toro sigue siendo el eje de la fiesta», reivindica.

Recortes en la plantilla

De Jesús, quien ha estado trabajando como ganadero desde hace 40 años, reconoce que «no es un oficio para hacerse rico». En su caso, el ganadero ha tenido que prescindir de los cinco trabajadores que formaban la plantilla. «Tengo que llevar yo solo la ganadería porque no puedo pagar a nadie. Estas cinco familias se han quedado sin ingresos», explica. Y añade: «Cumplimos toda la normativa y todo es legal, pero no nos permiten celebrar los festejos. Si no podemos ir a los pueblos, no obtenemos ingresos, por lo que estamos condenados a morir».

El ganadero denuncia la falta de ayudas por parte de las instituciones durante la pandemia. «Solo me permitieron cubrir los gastos de dos meses, pero he estado dos años sin poder trabajar. Todos mis ahorros los tuve que invertir para que los animales no murieran de hambre. Los proveedores de alimentos y paja quieren cobrar pero yo no gano dinero. Soy el primero que sufre al sacrificarlos porque los he visto nacer, pero no les puedo dar una vida digna», lamenta.

En cuanto a la normativa, de Jesús señala que las peñas y asociaciones taurinas velan por la integridad del animal y de los asistentes. «Los ganaderos no somos criminales ni asesinos. Somos los primeros que no queremos que el animal sufra. La vaquilla o el toro no suele estar más de diez minutos en la plaza o en la calle, ya que si se observa algún síntoma de fatiga, lo cambiamos enseguida», reivindica. En este sentido, añade que «si se endurece la normativa, también se tendría que endurecer en las piscinas o en la playa». «Que se cierren estos lugares o que se prohíba ir en bicicleta porque ahí también puede morir gente», concluye.

Gregorio de Jesús denuncia que se ha producido una politización de los festejos taurinos durante los últimos años. «Los gobiernos de izquierda ya se oponían antes de la pandemia, pero la situación ha impulsado la suspensión», reivindica. El ganadero denuncia que «los ‘bous al carrer’ no son de izquierdas ni de derechas. Son fiestas populares a las que acude la gente a la que le gusta». De Jesús añade que la suspensión de este tipo de eventos en algunas localidades supone «negar a la ciudadanía el derecho a disfrutar de una fiesta típica de la Comunitat Valenciana y del resto de España». Ante esta situación, el ganadero suecano especifica que «los políticos deberían gobernar para todos los gustos».

De Jesús apuesta por un cambio político en las próximas elecciones municipales. «Hay esperanza porque creo que ganarán aquellos partidos que apuestan por la tradición y, por lo tanto, podrán retomarse los festejos. Está claro que si salen los mismos, estamos abocados al fracaso», explica.

Por otra parte, critica la proliferación de los partidos animalistas «de oficina». «Critican desde sus asientos. Todavía no ha venido ningún animalista a la ganadería a ver cómo es mi trabajo o a alimentar a algún animal», denuncia. Añade: «Nadie ha venido durante la pandemia a ver cómo estaba el ganado ni me ha prestado ayuda». El ganadero recuerda que lleva 40 años trabajando en este oficio. «Nadie me tiene que explicar mi trabajo. Los he visto nacer y crecer. He estado toda mi vida cuidándolos. Llueva, haga calor o sea festivo yo estoy aquí. No tengo vacaciones porque estos animales dependen de mí», concluye.

"Los ‘bous al carrer’ no son de izquierdas ni de derechas"

Gregorio de Jesús denuncia que se ha producido una politización de los festejos taurinos durante los últimos años. «Los gobiernos de izquierda ya se oponían antes de la pandemia, pero la situación ha impulsado la suspensión», reivindica. El ganadero denuncia que «los ‘bous al carrer’ no son de izquierdas ni de derechas. Son fiestas populares a las que acude la gente a la que le gusta». De Jesús añade que la suspensión de este tipo de eventos en algunas localidades supone «negar a la ciudadanía el derecho a disfrutar de una fiesta típica de la Comunitat Valenciana y del resto de España». Ante esta situación, el ganadero suecano especifica que «los políticos deberían gobernar para todos los gustos». De Jesús apuesta por un cambio político en las próximas elecciones municipales. «Hay esperanza porque creo que ganarán aquellos partidos que apuestan por la tradición y, por lo tanto, podrán retomarse los festejos. Está claro que si salen los mismos, estamos abocados al fracaso», explica. Por otra parte, critica la proliferación de los partidos animalistas «de oficina». «Critican desde sus asientos. Todavía no ha venido ningún animalista a la ganadería a ver cómo es mi trabajo o a alimentar a algún animal», denuncia. Añade: «Nadie ha venido durante la pandemia a ver cómo estaba el ganado ni me ha prestado ayuda». El ganadero recuerda que lleva 40 años trabajando en este oficio. «Nadie me tiene que explicar mi trabajo. Los he visto nacer y crecer. He estado toda mi vida cuidándolos. Llueva, haga calor o sea festivo yo estoy aquí. No tengo vacaciones porque estos animales dependen de mí», concluye.

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