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La huella del agua

El MUMA rescata imágenes de dos fotógrafos de Oliva que llegaron a Alzira ocultos en un camión de ayuda y recorrieron la ciudad al bajar el agua

Una cuba militar distribuye agua junto al IES José Mª Parra. | SALVADOR MAÑÓ/JOAN ANDREU GASCÓ

Cuando Alzira aún despertaba de la pesadilla que supuso la noche del fatídico 20 de octubre de 1982, dos jóvenes fotógrafos de Oliva que consiguieron esconderse entre las mantas y víveres de un camión que transportaba ayuda para los damnificados por las inundaciones provocadas por la rotura de la presa de Tous, con la connivencia del conductor, llegaron a esta zona cero de las catástrofe en lo que representaba su primera aventura como fotoperiodistas y vivieron una experiencia de las que dejan huella para toda la vida. «Me sigo emocionando al recordarlo», relata Salvador Mañó, que entonces contaba con 22 años y que junto a Joan Andreu Gascó, siete años mayor que él, quisieron documentar el daño causado pero, especialmente, el sufrimiento de las personas.

La huella del agua | SALVADOR MAÑÓ Y JOAN ANDREU GASCÓ

«Para nosotros Alzira era como un escenario de guerra, humo momentos de desesperación, incluso de peligro, porque llegamos a entrar en unos almacenes de una empresa textil -por la descripción se debe tratar de la desaparecida Ducal- que tenía ropa colgada por unas pasarelas. Al bajar el agua estas quedaron llenas de barro y para nosotros fue toda una odisea», recuerda Mañó, mientras evoca otras imágenes imborrables «como la de una señora que iba detrás de un camión llorando para que le dieran algo o ver a la gente desesperada pidiendo pan o galletas. Era impresionante ver a todo el mundo con garrafas para coger agua», relata.

La huella del agua

Una selección de 47 imágenes de las cerca de 200 fotografías que Joan Andreu Gascó y Salvador Mañó realizaron durante la jornada del 23 de octubre conforman la exposición «L’emprenta de l’aigua» que el martes llega por primera a Alzira programada por el MUMA con motivo del 40 aniversario de la pantanada. Se podrá contemplar hasta el 30 de octubre.

La huella del agua

La descripción que Joan Andreu Gascó realiza de aquella jornada también da cuenta del escenario dantesco que se encontraron tras pasar la noche durmiendo en el suelo con unas mantas en el colegio Sagrada Familia. «El agua había bajado mucho, pero el barro lo llenaba todo y las consecuencias eran evidentes. Las personas volvían a sus casas y a sus negocios para darse cuenta de que lo habían perdido todo. En un principio no osamos levantar las cámaras para hacer fotos, el dolor era demasiado grande y pensábamos que la gente se merecía un poco de respeto. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando los mismos afectados nos pedían que hiciéramos fotos para que todo el mundo se enterara de lo que había pasado», describe en la presentación de una muestra que la pantanada se pudo contemplar en Gandia y, hacie diez años, con motivo del treinta aniverario, en Oliva.

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Ambos recuerdan que los damnificados no acababan de entender que se hubieran desplazado a Alzira en aquellas circunstancias «cuando la gente lo que quería era irse de Alzira».

La huella del agua

El agua había bajado y ese día dejó de llover. Habían llegado la tarde anterior y dormido en el colegio Sagrada Familia. Encontraron en Alzira «un escenario de guerra» donde el barro lo envolvía todo. F

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