Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Ribera salva un verano extremadamente cálido con niveles mínimos de incendios y superficie quemada

La estadística apenas computa una quincena de fuegos de junio a septiembre de los que solo uno de cañas en Carcaixent superó las dos hectáreas

Margen del barranco de Barxeta afectado por el incendio del 25 de septiembre en Carcaixent. Perales Iborra

Un verano extremadamente cálido y seco, sin precedentes en la secuencia estadística de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) con una temperatura 2,3 º C más alta de lo normal, fue relativamente tranquilo en la Ribera desde el punto de vista de los incendios forestales en contraste con los grandes fuegos que arrasaron miles de hectáreas en otros puntos de la Comunitat Valenciana como Bejís o la Vall d’Ebo y de España. La estadística del Sistema Integrado de Gestión de Incendios apenas computa nueve en la comarca en los tres meses de verano -catorce en total si se amplía el análisis al período del 1 de junio al 30 de septiembre-, con una superficie afectada en mínimos históricos ya que en la mayor parte de casos son pequeños conatos que no alcanzan una hectárea y, en muchas ocasiones, la rápida extinción propició que quedara en unos pocos metros.

Valga como ejemplo que el incendio con mayor superficie afectada corresponde al registrado en Carcaixent el 25 de septiembre, en la que ardió una zona de cañas junto al barranco de Barxeta en la partida de Els Censals, con 2,50 hectáreas, según la estadística provisional de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural y Emergencia Climática. El resto de conatos, en su conjunto, suman otras 2,9 hectáreas.

Dos provocados por rayos

Esta estadística refleja como otros datos de relevancia que la Ribera no registró ningún incendio en el mes de julio o que casi el 65 % de los fuegos eran intencionados (9 de 14), mientras que dos fueron provocados por rayos. Ambos se produjeron el 27 de agosto, uno en el paraje de El Tello de Llombai, en el que ardieron 0,94 hectáreas de las que 0,30 correspondían a arbolado y el resto a matorral y monte bajo, y el segundo se localizó en el paraje La Serra de Montserrat, aunque pudo ser sofocado de forma inmediata hasta el punto que la estadística no computa superficie quemada. El otro mayor incendio del verano tuvo lugar en el entorno del Río Seco de Carlet el 23 julio y afectó a 0,800 hectáreas, tras varios pequeños fuegos que se sucedieron en poco tiempo producto supuestamente de la acción de un pirómano, según alertaron las autoridades locales.

Los expertos alertan de que, pese a que los datos del verano son buenos en la Ribera ya sea por las acciones de prevención realizadas en algunos municipios o simplemente por la fortuna, no se pueda bajar la guardia ya que el riesgo de incendio ya no se limita a la época estival y porque, como expone la denominada paradoja de la extinción, en la medida que el sistema es más eficaz en sofocar los conatos se favorece la existencia de grandes incendios ya que el ecosistema está adaptado a un régimen de incendios que elimina biomasa.

“De forma recurrente, la Ribera sufre grandes incendios forestales, el día que nos toque sabremos quien ha hecho los deberes y quien no”, comenta el ingeniero forestal de Carcaixent, Ferran Dalmau, mientras señala que si no se realiza un adecuada gestión forestal, “las montañas acumulan energía para el año que viene” en forma de biomasa. El técnico de la consultora Medi XXI incide en que la energía que libera un incendio depende de las toneladas de materia seca por hectáreas y señaló como uno de los objetivos que tendrían que plantarse los ayuntamientos de la Ribera el reducir, al menos en las zona sensibles, las más más de 30 toneladas que deben existir actualmente, “a no más de diez por hectáreas”. “Con estos niveles un incendio podría estar dentro de la capacidad de extinción”, señaló Dalmau, que reconoció que la meteorología ha jugado este año a favor pese al calor del verano. Recordó en este sentido que la primavera fue muy lluviosa y que los rayos han provocado tres de cada cuatro grandes incendios, mientras que estos impactos no se han traducido en grandes fuegos en la Ribera. Con todo, alertó de que “estamos en condiciones de tener un incendio de 100.000 hectáreas porque hay una continuidad en la vegetación”, dijo.

Compartir el artículo

stats