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Una agricultura planificada y sostenible para salvar el campo

Algemesí elabora un documento estratégico que contempla, entre otras acciones, la diversificación de producción, la agrupación de parcelas y diversos proyectos de formación

Un campo de naranjas de Algemesí, el pasado verano. Perales Iborra

Algemesí será el primer municipio de la Ribera que elabore un Plan Estratégico de Desarrollo Agrario con el objetivo de trasformar, de raíz, la forma en la que se produce y se consume para revertir la crisis de un sector indispensable, pues de él depende la alimentación de la población, pero que atraviesa una profunda crisis por múltiples factores.

El ayuntamiento ha depositado su confianza en la empresa de ingeniería ambiental de Carcaixent Medi XXI GSA, cuyo director, Ferran Dalmau-Rovira, explica Levante-EMV que el plan en proceso de elaboración «nace de la necesidad de poner orden al sector agrícola» y pretende «optimizar, fortalecer y reactivar la agricultura, que en una ciudad como Algemesí es de vital importancia».

Empresa y consistorio reunieron recientemente a diversos agentes del sector, pues la elaboración del pan, que parte de un diagnóstico de la situación, cuenta también con un proceso de participación pública en el que tienen cabida productores, el consejo agrario local, la Copal, los comercios, etc. El documento establece dos ejes prioritarios sobre los que pivotará el futuro del campo de Algemesí: uno es transformar la manera en la que se produce y otro, en la que se consume.

Para ello, Dalmau-Rovira y su equipo han planteado «38 actuaciones concretas y realistas» a las que esperan añadir otras nuevas (o apreciaciones y matices a las ya ideadas) en base a las opiniones recabadas durante la fase de participación pública. «Partimos de una problemática compleja y multidimensional que debe tener una solución igual de compleja y multidimensional. Nos encontramos en una situación de cambio climático que genera grandes sequías, se han incrementado los costes de producción, nos enfrentamos a países que no compiten con las mismas condiciones, plagas, las grandes distribuidoras no pagan bien a los agricultores, existe una escasa diversificación, está también el modelo minifundista, la falta de relevo generacional, el abandono de campos...», enumeró sobre los diversos obstáculos a superar. Además, concretó que en Algemesí han cifrado en 216 hectáreas la superficie de terreno agrícola lanzado a perder.

El experto de Carcaixent abogó por «dejar de dar bandazos». «No puede ser que cada vez que tengamos un producto que deja de ser rentable nos volvamos todos locos, arranquemos los árboles y vayamos a por el que esté de moda, porque el mercado se satura», comentó, para añadir a continuación: «Debemos apostar por un modelo agrario sostenible; tanto en su aspecto medioambiental, porque no podemos seguir envenenando la tierra, el aire y el agua, es necesario adquirir un modelo bio; pero también en el apartado económico, ya que tiene que ser rentable».

Al respecto, apuntó a la necesaria planificación de cultivos. «Los ingresos agrarios dependen de un único producto y no podemos poner todos los huevos en la misma cesta», apostilló. Para ello, explicó que se ha realizado una cartografía del terreno que sirve para determinar qué tipo de cultivos son mejores (por las condiciones del suelo, el agua, las horas de sol, temperaturas, etc.) en cada parcela. De ese modo, se optimizarían los recursos agrícolas de la localidad. Asimismo, señaló el potencial de las plantaciones capaces de generar energía a través de la biomasa y, al respecto, a la posibilidad de aprovechar, para el mismo propósito, los restos. «Podemos transformar un residuo, que se quema sin más, en un ingreso», apostilló.

El responsable de Medi XXI GSA también destacó que se ha realizado un estudio de estructuración parcelaria con el que, através de herramientas como las Iniciativas de Gestión en Común, se podría solventar el problema de rentabilidad que atenaza al minifundismo. La agrupación parcelaria se antoja, pues, indispensable en un modelo agrario que quiera ser viable. De igual modo, subrayó la importancia de crear escuelas y taller agrarios puesto que «falta profesionalización y formación en el sector, hace falta aplicar el conocimiento ancestral con técnicas del siglo XXI».

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