La Festa de la Mare de Déu de la Salut de Algemesí abrió el camino en el año 2011 con su declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y, en tan solo siete años, la comarca de la Ribera lograba dos inscripciones más en la Lista Representativa: las Fallas en 2016 con Alzira y Sueca como parte de una candidatura que lideraba València y que agrupaba a las cinco ciudades en que las fiestas josefinas tenían la condición de centenarias y, dos años después, la tamborada de la Semana Santa de Alzira, en este caso integrada en una candidatura que formaban 17 municipios de cinco Comunidades Autónomas en las que la manifestación cultural del toque del tambor cuenta con gran tradición.
La Ribera vuelve a mirar con expectación a la convención anual de la Unesco que a partir de mañana se celebra en Rabat (Marruecos), con la perspectiva de sumar dos nuevos Patrimonios de la Humanidad, en ambos casos a través de candidaturas conjuntas, una de carácter internacional y otro estatal. La Associació Cultural de Maeros del Xúquer de Antellla y la Colla de Campaners d’Algemesí son las entidades que representan a la Ribera en unas candidaturas que buscan el reconocimiento para unas prácticas milenarias como son el transporte de maderas aprovechando los ríos y el toque manual de campanas. Ambas confían plenamente en obtener esta distinción. En base al programa de reuniones previsto, el toque manual de campanas podría ser catalogado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad este lunes mientras que la «maerà» de Antella se someterá a votación el 1 de diciembre.
La Comunitat Valenciana cuenta en la actualidad con una decena de bienes reconocidos como Patrimonio de la Humanidad entre los que figuran la Lonja de València en el apartado material o el Tribunal de las Aguas en el inmaterial, que resulta mayoritario.