El plan de Feijóo apenas permitiría al PP recuperar 4 de las 50 alcaldías de la Ribera

Los populares vuelven a reivindicar que gobierne la lista más votada, algo que ya sucedió en Guadassuar y Montroi, donde cedieron el poder ante sendas mociones de censura; en Carlet y Catadau habrían tenido una oposición mayoritaria

Vicent Estruch cedió la alcaldía a Salvador Montañana un mes después de su investidura.

Vicent Estruch cedió la alcaldía a Salvador Montañana un mes después de su investidura. / VICENT M PASTOR

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

El Partido Popular ha proclamado de nuevo una vieja consigna que ya enarboló hace ocho años. Y hace cuatro. Y que ahora recupera a las puertas de nuevas elecciones. Su presidente y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, quiere que en los próximos comicios sea la lista más votada la que dirija las administraciones públicas. Un plan que, en base a los resultados de 2019, tan solo le permitiría recuperar cuatro alcaldías de la Ribera ya que en la mayoría de pueblos ya preside el consistorio la candidatura con más apoyos, bien en solitario o bien en coalición.

El PP ya puso sobre la mesa el mismo debate hace ocho años cuando proclamaba a los cuatro vientos que se hacían con los gobiernos «pactos de perdedores». Los «perdedores» no tardaron en replicar que se trataba de rabietas propias de quien pierde el poder. Sea como fuere, lo cierto es que tener el mayor número de votos no siempre es una garantía para el «ganador», por mantener la misma terminología que usan los populares. En la práctica, un ejecutivo necesita la estabilidad que le proporciona ostentar la mayoría de escaños de un hemiciclo. 

Si se aplicara el plan de Núñez Feijoó, el Partido Popular recuperaría cuatro alcaldías en la comarca. Aunque, eso difícilmente se traduciría en un gobierno funcional. Para muestra un botón. El PP fue el más votado en Guadassuar, donde incluso llegó a ser proclamado alcalde Vicent Estruch. Su mandato duró poco más de un mes. El tiempo que Compromís y PSPV tardaron en ponerse de acuerdo para promover una moción de censura y hacerse con el control del ayuntamiento. De no haber ocurrido en aquellos términos, es más que probable que los populares de la localidad anduvieran desquiciados a estas alturas de la legislatura ante la tesitura de tener que gobernar con el pleno en su contra. 

El escenario fue similar al vivido en Montroi, donde el recambio se hizo esperar. Algo más de un año después de ser proclamada alcaldesa, la popular Vanessa Baixauli cedió la vara de mando tras ponerse de acuerdo otros tres partidos: el PSPV, Gent per Montroi y Tots Som Montroi.

Coaliciones

Los otros dos pueblos en los que el PP fue el más votado pero no gobierna son Carlet y Catadau. En ambos casos, la investidura proclamó directamente a los candidatos de Compromís, en el primer caso con el apoyo del PSPV y en el segundo con el de una agrupación independiente. De no haber sido así, posiblemente el resultado final habría sido similar al registrado en Guadassuar o Montroi. O un escenario en el que la fragilidad del gobierno fortalecería a una oposición mayoritaria.

Guadassuar, Montroi, Carlet y Catadau son los cuatro ayuntamientos el Partido Popular presidiría según sus propios deseos de que gobierne la lista más votada. En otros dos municipios de la Ribera tampoco se cumple esta regla: Sueca y Real. Sin embargo, en estos casos no sería el PP el beneficiario.

En la capital de la Ribera Baixa fue Compromís quien se hizo con el mayor número de sufragios, el 34,27 % del total. No obstante, su rivalidad con el PSPV impidió a los nacionalistas alcanzar un pacto similar al del Botànic. El líder socialista sí que encontró apoyos más que suficientes entre el resto de partidos para hacerse con la alcaldía y gozar de una cómoda mayoría. En el pueblo de la Ribera Alta fue la agrupación independiente Àgora la que recabó más votos, en concreto el 37,32 % de los emitidos. En aquella ocasión, los socialistas pactaron con Ciudadanos para formar gobierno. 

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